XLVIII

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Despejé rápidamente aquel mensaje de mi cabeza. ¿Había sido Butters quien me había secuestrado durante la noche del día anterior? Cabían varias posibilidades en mi interior de que fuera cierto. Pero contar con que él sólo era amigo de Pip y con que me temía bastante, hacía desvanecer toda posibilidad de mí sobre eso.

Volví a poner el celular en donde estaba. Al fondo del horizonte, las enormes bolsas de basura se asomaban por encima de las nubes. El basurero estaba hasta la cima de la ciudad por una simple razón: a la gente le valía una mierda que las bolsas cayeran a la nada y se abrieran sobre el césped de las vacas.

En cuanto llegué, bajé del auto y llamé de vuelta a Damien.

—Detente —dijo en cuanto contestó—. No camines más, estoy viéndote.

Me volví hacia atrás, sin mover alguna otra parte del cuerpo mas que mis piernas.

—¿Dónde estás? No te veo.

—Atrás de ti, tonto.

Con temor, me di la vuelta. A unos tres metros de distancia, Damien estaba recargado justo en la ventanilla del conductor de mi coche. Como una persona normal, me sobresalté. Digo, porque es normal, ¿no?

—¿Desde cuándo estás ahí?

Una sonrisa maliciosa quiso asomarse por las comisuras de sus labios.

—¿De verdad quieres saberlo?

Pero aquella insinuación en sus ojos me dio a entender que no siguiera con el mismo tema de largo. Con temor, tragué saliva.

—¿Qué es lo que quieres? —dije, y di algunos pasos hacia su dirección.

—Querrás saber que Kenny está enrollado con tu pequeña noviecita puta, ¿verdad?

—¿Quién?

—A menos que tengas otra noviecita puta, hablo de Rebecca.

Lo analicé por unos segundos.

—¿Me estás diciendo que Kenny está... engañándome?

Damien achicó los ojos y después se rió.

—¿Pero qué dices? —exclamó, soltando un suspiro—. Kenny y tú aún no son nada. Para eso estoy yo. La única información que podría proporcionarte de la situación, es que se le nota que le gusta que le den, y no flores. So... no te rindas. ¿No quieres que te ayude? Pues bien. Pero eso no me quita el cargo de ser tu pedófilo personal. Porque es menor que tú, ¿cierto?

—No lo sé. Creo que somos de la misma edad. Bueno, ya que estamos aquí, solos, ¿podrías explicarme más a detalle sobre Kenny y Rebecca? ¿Dices que están liados? ¿Cómo lo sabes?

—Vaya que eres celoso. Eso te quita puntos para estar con K. Sé lo que te digo, amigo. Será mejor que tú mismo te enteres. No quiero ser el pajarito que te dice todo y te ahorra el trabajo difícil. ¡Oh! Ahora que lo recuerdo, ¿qué tal tu cita con Pip? No le gustaste, ¿verdad? Yo me enamoraría de ti si fuera pasivo, pero activo y activo no combinan, Craig.

Sin que yo quisiera, una mueca de asco se formó en mi rostro.

—Ahórrate esa información, Damien. Dijo que le gustaría quedar de nuevo conmigo para conocernos mejor. Eso no señala nada, ¿no?

Sin previo aviso, los ojos de Damien pasaron de ser de color carbón a tornarse rojos. Pero como si no quisiese que lo viese, se volvió hacia el auto.

—¿Qué te pasa en los ojos? —le pregunté, forcejeando su rostro para poder ver sus ojos.

—N-no es nada —susurró—. Pero será mejor que investigues más acerca de Pip y borres todo mínimo sentimiento de él hacia ti.

—Sí, claro Damien, yo... —Pero no me dejó terminar. Como acto reflejo, me tomó de la barbilla y la apretó, dejándome inmóvil.

—Grábate esto, Craig. Si me traicionas, recuerda que puedo destruir tu vida en menos de cinco segundos. ¿Quedó claro?

Con un gran esfuerzo, asentí con la cabeza.

—Bien.

Tan pronto como parpadeé, Damien desapareció de mi vista.

—¿Qué mierda?

South Park "Eres mío, Ángel" [Crenny]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora