LII

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En la clase de Matemáticas, me propuse a enviarle un mensaje a Kyle.

«¿Broflovski? ¿Va todo bien? Tu novia se está preocupando de más.»

Guardé el celular en cuanto la mirada de la profesora se posó sobre mí.

—¿Se puede saber qué hacía, señor Tucker?

—No sea estúpida —respondí al instante, frente a las miradas curiosas de los demás estudiantes—. Enviaba un mensaje de texto. ¿Algún problema?

—Sí. Hay un problema —respondió—. En mi clase no se ocupan celulares. Démelo.

Solté un largo bufido, tan solo para decir:

—¡Oh, vamos! Estoy en una universidad en la que no dejan sacar teléfonos. ¡Estoy pagando una fortuna para esto! Qué escuela tan mierdera.

—Me importa un comino lo que piense de esta escuela. En mi clase...

—Y a mí me importa un carajo lo que usted me diga sobre qué puedo hacer y qué no. Así que, con el mayor respeto posible, le pido que continúe con su clase, señora... ¿Cómo dijo que se llamaba?

(...)

—Craig T. Tucker —me saludó el conserje, mientras fregaba el piso con el trapeador—. Qué gusto verte por aquí, de nuevo. Tiene bastante que no te metes en problemas, ¿a que sí?

—Digamos que no pienso quedarme horas extra en este insti de mierda por mala conducta —respondí con melancolía—. Lo único que me consuela es saber que, al fin y al cabo, terminaré en mi casa, donde me aguarda mucha felicidad y...

—¿Aún vive con Rebecca? ¡Wow! Creí que le habían dado fin a su relación. —El conserje mojó levemente el trapeador y continuó con su trabajo— Déjeme decirle que la he visto varias veces besándose con el joven Token Black y con el chico Clyde Donovan.

—¿Token? —pregunté sin el menor interés— No me sorprendería creerle, Dan. A fin de cuentas, es la mayor puta que he conocido en mi vida.

—Entonces ¿por qué sigue con ella?

—Yo jamás dije que seguía con ella, Dan.

(...)

Pasada una hora o tal vez dos, esperando a que Mackey terminara su descanso, mi teléfono comenzó a vibrar dentro de mi mochila. Era un mensaje de Kyle, el cual abrí al instante.

«¿Qué novia?»

Sonreí.

«Vaya. ¿De verdad he estado esperando fuera de la sala de Mackey, con hambre y frío, aburriéndome así sin más, nada más para que me contestes un: ¿qué novia? Eres tan patético, Ky.

Ah. Apropósito, hablo de Stan, ¿vale?»

Esta vez el mensaje no se hizo esperar.

«Oh. Bueno, no le digas nada, de verdad. No puede saber que estoy en un campamento de bicuriosos. O algo así era lo que decía la pancarta de la entrada. Esto es un error. Stan y yo no podemos ser... eso. Yo soy un error.»

Me esforcé por contener un grito.

«Entonces, ¿yo también soy un error, correcto?»

Esta vez la respuesta tardó más de lo que yo esperaba. Sin embargo, no fue un mensaje lo que recibí. Fue una llamada, la cual atendí sin pensar.

—No entiendo —fue lo primero que oí al otro lado de la línea.

"¡Hola, Craig! ¡Gracias por preocuparte por mí y enviarme un mensaje mientras me encuentro en este maldito campamento para bicuriosos! O eso es lo que dice en la pancarta de entrada" —le dije, mientras imitaba su voz a la perfección, obviamente de un modo sarcástico.

Dan se me quedó viendo sin entender.

—¿También eres...?

—Sí. Lo soy. Y creo que muchos de los de aquí también lo son.

Un silencio eterno inundó la llamada.

—¡Dios! Tengo que volver. Desde un principio creí que lo que hacía estaba bien. ¡Pero tú también lo eres, y Stan y...! Un momento. ¿Cómo lo descubriste?

Sonreí cálidamente.

—Digamos que conocí a alguien. Pero no voy a contártelo así porque sí. Ven a casa en cuanto puedas y deja de tener tan alerta a Stanley. Dentro de poco le va a dar un espasmo cerebral o algo así.

–¿Qué es eso?

—¡No tengo idea!

Una vez más, fue Kyle quien cortó la llamada. Fue tanto la rareza de la conversación que, en cuanto guardé mi teléfono de vuelta a la mochila, el conserje volvió a llamarme la atención.

—¿Tienes sífilis?

South Park "Eres mío, Ángel" [Crenny]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora