Capítulo 28 - Una última caza.

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La luz entró por el pequeño hueco que quedaba abierto entre las cortinas, despertándome.

Me levanté lentamente y abrí las cortinas del todo, acostumbrándome a la luz.

La verdad que no me podía quejar de las vistas. Una hermosa montaña, completamente nevada se imponía exuberante justo detrás de la ciudad.

No pude evitar pensar donde estaría.

¿Estarán bien?

Mi mente voló a Arya, quién había resultado herida antes de su partida.

¿Seguirán en Alaska? ¿O se habrán mudado a otro país? Quizás hasta a otro continente.

Limpié mi mente, dejando de pensar en los Price, esos que tantas alegrías, y a la vez decepciones por parte de un miembro en singular.

Ni siquiera me atrevo a pensar su nombre.

Un olor singular pero muy bien conocido llegó a mis fosas nasales

"Crêpes." Pensé justo antes de bajar prácticamente corriendo. Mi obsesión por los crêpes me supera.

- Te dije que vendría. - Le dijo mi madre a una versión 20 veces más sensual al James que estaba acostumbrada.

Su pelo, desordenado se encontraba en perfecta sintonía con sus ojos, de un color verde intenso.

Su torso desnudo perfectamente tonificado relucía a causa de la luz que entraba por las ventanas, dándole un aspecto más atractivo.

- Joder. - Solté sin darme cuenta.

- ¿Pasa algo? - Preguntó James con una sonrisa traviesa, me había quedado empanada, genial.

Por suerte mi madre había seguido con sus crêpes y ni se había percatado de mi pequeño shock.

- Sí, que .. me apetece mucho crêpes. - Mentí.

- Voy a despertar a tu hermano, que ayer llegó a las tantas. - Dijo mi madre subiendo escaleras arriba.

Cogí mis crêpes pasando por alrededor de James y me senté en la pequeña isla de la cocina, preparada para empezar a comer.

Pocos segundos después se sentó justo en frente, haciendo que mi mirada se fijase de nuevo en sus jodidamente perfectos abdominales.

- ¿Quieres ponerte una puta camiseta? - Solté por fin, agobiada.

- ¿Te molesta? - Preguntó riéndose

- Me incomoda - Aclaré, aunque no se si para bien.

Sonrió de lado, poniéndose de pie.

Cogió una camiseta y se la puso, gracias a dios.

Por un momento eché de menos verlo sin camiseta.

- Voy a ver si se despierta ya Aiden. - Cambié de tema, subiendo escaleras arriba.

Llegué a la habitación de mi hermano, entré y cerré la puerta, encontrándomelo durmiendo.

¿No se supone que mi madre había venido a despertarlo?

- Aiden, Aiden despierta. - Le pregunté intentando despertarlo.

Sangre [SANGRE & ACERO #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora