Capítulo 34 - Problemas

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Volví a girar abrazándome más a él.

Su aroma me embriagaba mientras el frío se colaba entre las sábanas.

El sexo con el siempre era increíble.

Aunque nada se puede comparar a nuestra primera vez.

Sonreí para mis adentros, recordando aquella maravillosa noche.

- ¿Estás despierta? - Preguntó con la voz ronca.

- ¿Qué clase de pregunta es esa? - Me reí, levantando la cabeza para poder mirarlo.

- Levanta, voy a hacer el desayuno.

- Ya lo habrá echo mi madre. - Me quejé, besándole el cuello.

- ¿No tuviste suficiente con anoche? - Habló pícaramente, poniéndose encima mía, colocando los brazos alrededor de mi cabeza para no aplastarme.

- No, eres bastante poca cosa la verdad. - Bromeé.

- Ya, seguro. - Se levantó, desnudo.

- ¿No crees que deberías vestirte primero? A mi madre le va a dar un infarto si te ve así.

- Buena idea. - Cogió su ropa y se metió en el baño.

Maldito Ryan. Me vas a volver loca.

Cogí una de las camisetas de Ryan y un pantalón corto, 0 ganas de arreglarse a estas horas de la mañana.

Bajé a la cocina directamente, encontrándome a mi hermano comiendo crêpes y a mi madre preparándolos.

- Huele a gloria. - murmuré al entrar.

- Huele a crêpes. - Soltó mi hermano de mal humor.

- Y a ti que te pasa.

- Alguien no a dejado de hacer ruido en la habitación de al lado. Los golpes de la cama contra la pared son incómodos, más si estás en la habitación de al lado.

Mierda.

- Estábamos ... ordenando la habitación.

- Ya ... ordenando la habitación. - Me repitió.

- ¿Que me he perdido? - La voz de Ryan se hizo presente en la sala, se sentó a mi lado, con mi hermano en frente.

- Al parecer Aiden nos escuchó mientras ordenábamos la habitación. - Le di un pisotón por debajo de la mesa.

- Ah ... la próxima vez tendremos más ... cuidado.

- Y dime Ryan, ¿sueles ordenar mucho la habitación de mi hermana? - Oh mierda.

- Bueno me gusta mantener cuidadas mis habitaciones. - Contestó Ryan.

- Oh, así que tienes más de una habitación.

- No, con la que tengo me sobra, es perfecta.

Me había perdido con tantas metáforas.

- Mejor, porque sino el dueño de la habitación podría darte una buena patada en el culo.

- Me encantaría ver cómo lo intenta.

- ¡Dejaros de metáforas y comeros los crêpes! - El grito de mi madre retumbó en la cocina, interrumpiendo la discusión-nodiscusión de Ryan y Aiden.

Nos comimos los crêpes en silencio y me levanté, dirigiéndome al salón.

Por el camino me topé con un cuerpo, golpeándome contra su pecho.

- Joder. - Murmuré levantando mi vista.

Sus ojos verdes se quedaron fijos en los míos, me alejé un poco por la cercanía.

- Lo siento. - Dijo sin más, preparado para irse.

Lo cogí del brazo.

- Dime ya que diablos te pasa, eres peor que una mujer con la regla.

Me cogió fuertemente del brazo, arrastrándome hasta el jardín.

- ¿¡Que diablos te pasa?! - Me quejé enfadada, el muy idiota me había echo daño.

- Te engaña, te abandona, ¿y vuelves con él? - Soltó todo lo que llevaba guardado.

- Él me quiere James.

- ¿Te quiere? Él no te quiere. Yo sí.

Y juntó bruscamente sus labios con los míos, dejándome anonadada.

James me estaba besando y yo ni siquiera estaba en este mundo.

- ¿¡ Es una puta broma ?! - El grito de Ryan resonó en mis oídos.

Oh mierda.

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Muchas se quejaron de que me salté la primera vez de Ryan y Sophie, así que ahí la tenéis🙄

Sangre [SANGRE & ACERO #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora