Sangre [SANGRE & ACERO #1]

Capítulo 50 - Epílogo (Parte I)

2 días después.

Mi mano sostenía fuertemente la suya, temiendo que en algún momento, me soltase.

Han pasado 2 días desde que se fue, desde que nos dejó, dejando un vacío en mi vida el cual costará llenarse.

En estos dos días, me he dedicado a refugiarme en mi misma, sin hablar más que con Ryan y Aiden, dirigiendo de vez en cuando algún saludo a Irina, quien se había convertido en la sombra de mi hermano.

Miré hacia los lados, encontrándome a algunos miembros de la familia, los cuales hace siglos que no veía, junto con amigos y conocidos de mamá.

A mi lado, Ryan, con un traje negro, sujetaba mi mano fuertemente mientras el cura daba un sermón sobre mi madre.

Nunca me han gustado los entierros, pero nunca había vivido uno desde tan primera mano.

Apoyé mi cabeza en el hombro de Ryan, dejando que me abrazase.

James, en cambio, simplemente ha dedicado un simple lo siento, para después colocarse lejos de mi.

No lo culpo, y entiendo que quiera alejarse de mi.

No celebré mi cumpleaños, ni pensaba hacerlo, Ryan y Aiden habían insistido en hacerlo, aunque yo, sabía que no era el momento.

Ellos también lo sabían, aunque solo trataban de animarme.

Miré hacia el cielo, cerrando los ojos.

¿De verdad merecía la pena todo lo que he echo?

Tanto tiempo persiguiendo a Adams, ¿para que?

No se sabía nada de quien es el asesino de mi madre, aunque tampoco he hecho nada por descubrirlo.

Estoy harta de persecuciones, de venganza, sólo quiero, de una vez por todas vivir una vida normal, tranquila, junto a él.

Bajé la mirada, fijándome en el chico que ha estado ahí estos dos días, compartiendo mi dolor, convirtiéndose en mi sombra y ayudándome en todo.

Quería un futuro con él, y no dudaría en aprovecharlo.

Sus ojos se posaron en los míos, brillando con una intensidad única.

Es increíble como con solo una mirada, puede darme energía, vitalidad y motivación, todo al mismo tiempo.

El sacerdote acabó su sermón, y pude ver cómo empezaban a bajar el ataúd, dónde se encontraba mi madre, y juro por diós, que no hay peor sensación que esa.

Ver como hunden a un ser querido en un ataúd de madera bajo tierra, dónde padecerá para siempre.

La gente empezó a acercarse, tirando flores al ataúd.

Solté la mano de Ryan, para acercarme a mi hermano, agarrando su mano.

Le dijo a Irina que esperase, y ella entendió, retrocediendo.

Le dediqué una mirada de agradecimiento.

Nos acercamos juntos, tirando dos rosas rojas, las cuales destacaban entre todas las demás blancas.

Eran sus preferidas.

Nos quedamos unos segundos observando el ataúd, para después apartarnos, viendo como la tierra empezaba a cubrirlo.

Me di la vuelta y decidí que era hora de irme, ya que no creo que pueda ser capaz de aguantar las lamentaciones y "buenos deseos" de mis familiares, los cuales no se han dignado a aparecer en todos estos años.

- Vámonos ya. - Susurré a Ryan.

Esté asintió de inmediato, sacándome de allí.

Agradecí que a mi hermano le apeteciera quedarse y atender a los familiares por mi.

Llegamos al coche, dónde entramos, quedando totalmente en silencio.

Entendió que no tuviera ganas de hablar, y simplemente se inclinó, dejando un suave beso en mi mejilla.

Encendió el coche y nos pusimos en marcha, de vuelta a casa.

Metí mi mano en el bolsillo de mi abrigo, sacando la nota.

La nota que encontré en la mesa de la cocina, junto a mi tarta de cumpleaños.

Llevaba 2 días pensando en si abrirla o no, ¿debería?

Claro que sí.

Lo hice, dejándome ver cómo no era 1, sino 2.

Una con mi nombre y otra con la de mi hermano.

Abrí la mía.

"Querida Sophie,

Empiezo escribiendo tu carta primero porque en realidad naciste varios minutos antes que tu hermano, aunque a él le diga lo contrario para hacerle sentir mejor.

Mañana cumples 18 años, por eso te escribo estas líneas, eso ya es todo un logro, ¡sabes que odio escribir!

Bien, por dónde empezar, recuerdo tu primer cumpleaños, te comiste la tarta tu sola, dejando sin a Aiden, quien empezó a llorar durante horas, más tarde te sentiste mal y le compramos juntos otra.

¿¡Aunque que sentido tiene hablar del pasado?! Hablemos del presente.

Han pasado muchas cosas estos últimos meses, aunque nada nos ha separado, ¿Sabes porque?

Porque el amor que os tengo, es incondicional e infinito.

Sé que a veces puedo ser algo molesta e irritante, sobre todo cuando os obligo a limpiar la casa, pero ante todo, os amo, os amo como ninguna madre llegará a amar a sus hijos.

Sé que has encontrado el amor, y aunque nunca te lo haya dicho directamente, me ha costado asimilarlo, voy a pasar a segundo plano, por culpa de un vampiro.

Espero que nadie aparte de tu lea esta carta porque pensará que estoy loca.

Lo que quiero decir, es que siempre os apoyaré, porque él te hace feliz, y con eso, estoy más que satisfecha.

Siempre voy a estar a tu lado, Sophie, sean cuales sean las circunstancias, siempre vas a poder contar conmigo.

Ahora disfruta de tu cumpleaños, diviértete y recuerda que siempre tendrás mi amor por ti, porque eres mi hija, y daría mi vida tan solo por verte sonreir.

Te quiere, mamá"

Las lágrimas cayeron por mis mejillas sin previo aviso.

Pero a pesar de eso, sonreí.

Sonreí porque eso es lo que mamá hubiera querido.

Guardé ambas cartas, la de Aiden para dársela a él y la mía para llevarla siempre conmigo.

Deslicé los dedos por el collar que me había regalado Aiden, abriéndolo, observando la foto.

Me gustaría pensar que ella me está viendo en este momento, que está a mi lado, sintiendo mis emociones.

Giré mi cabeza, encontrándome el rostro de Ryan máximamente concentrado en la carretera, mientras está en su mundo.

A pesar de todo, tengo suerte, tengo suerte de tener a personas que me quieran, y personas que aunque ni estén, siempre me querrán.

No solo mamá, también papá.

-------

Lo admito, también he llorado escribiendo esto😭

Creo que soy demasiado sentimental ...

En fin, muchas gracias por haber llegado hasta aqui, espero que te haya gustado la novela❤️