Capítulo 18.

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-¿Qué pasa?

Me mira mientras seguimos andando.

-No te enamores de David.

-¿Por qué?

-Sé la edad que tienes, Vicky.

Me paro en medio de la carretera y le miro. Él asiente con la cabeza.

-No te pares ahí que van a atropellar, chiquilla.

Me aparto de en medio de la carretera y me acerco a él. Bajo la cabeza, ¿qué mas puedo hacer?

-¿Por qué no le dijiste tu edad desde un principio?

No contesto. Me coge de la barbilla y me la levanta de modo que no tengo más remedio que mirarle.

-Contéstame.

-No lo sé.... Me gusta mucho y.... No se supongo que no quiero que se crea un asalta cunas o algo por el estilo... Nos llevamos casi 10 años, Álvaro.

-Pero a ver, si a él le gustaste desde un principio, ¿por qué le iba a parar tu edad?

-Joder, Álvaro. Que tiene la misma edad de mi hermano. Él tiene 24 y yo 15, que ni siquiera he cumplido los 16. Estoy en 4º de la ESO y él prácticamente hubiera acabado su carrera....

-Es raro pero... No se, quizá deberíais intentarlo...

Le vuelvo a mirar.

-Pero... Imagínate una comida familiar por ejemplo con mi madre... Mi hermano, que es de la misma edad que él, la novia de mi hermano y mi madre.... Yo creo que vamos por la calle y se piensan que es mi tío o algo parecido.

Se empieza a reír. Pero después se para en seco y me mira.

-Yo sé que le gustas, no se cuanto, pero sé que le gustas. No te voy a decir que está enamorado, porque sería mentira, pero le gustas mucho. No sé si cuando se lo digas se va a enfadar, seguramente se enfadará más por el hecho de que le has mentido.

Vuelvo a bajar la cabeza y me sonrojo. Soy tonta, lo sé.

-No soy nadie para meterme en vuestra vida pero... - para un momento para pensar - ¡Qué coño! ¡Sí que soy! David es como un hermano para mi y tú... Bueno, somos amigos, ¿no?

Le sonrío.

-No lo dudes, gigante.

Me mira y se queda con cara de ¿gigante?

-¡Ya te tengo mote! Tú me llamas canija, así que yo te llamo gigante.

Sonreímos.

-Me preocupo por vosotros. Hacéis buena pareja y, aunque digas que no, yo sé que al menos un poquito te gusta – sube su mano hacia su cara y pone el dedo índice y pulgar muy juntos - ¿me equivoco?

-Prefiero pensar que no me gusta, es más fácil.

-¿Te gusta mentir?

-Ya has visto que sí.

Nos empezamos a reír y llegamos al videoclub. Alquilamos la peli y salimos.

-Vamos a comprar gusanitos o algo, tengo hambre.

-¿Cómo comes tanto? ¡Si estas delgada!

-¡Te voy a contar una anécdota – y así de paso cambiamos de tema, pienso – Yo siempre he sido muy delgada, y una vez fuimos a conocer a una tía de mi madre hace como 2 años. Cuando me vio me preguntó si era bulímica o anoréxica y yo le dije que no. Pero se ve que no se lo creyó mucho, porque a la hora de comer me infló a TODO y cuando digo TODO me refiero a TODO – digo recalcando los todos – y, como siempre he comido bien y bastante cantidad, pues me lo comí todo. Que si macarrones, filete, y de postre un montón de bollos. Luego me estuvo vigilando para que no fuera al baño a vomitar ni nada. Parece ser que se quedó bastante tranquila, desde entonces no me lo ha vuelvo a mencionar.

Chica misteriosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora