3. El Salario

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—Voy a trabajar, puedes venir conmigo si quieres—dice el caballero.

—¡Vale! Hoy no tengo muchos más planes, la verdad —contesto.

Comenzamos a caminar por dentro del pueblo hasta que lo dejamos atrás. Tomamos un sendero que se eleva suavemente por una pequeña colina. La vista está bastante despejada, es una zona con pocos árboles. El paisaje adquiere distintos matices que le dan las pequeñas formaciones rocosas repartidas aleatoriamente.

—¿Y cuál es tu trabajo?, ¿qué tienes que hacer? —pregunto.

—Tengo que ir a cazar un dragón.

—¡Hala!, ¿tienes que rescatar a una princesa o algo así?

—No, allá donde vamos no está la princesa. No es sitio de princesas.

Seguimos caminando hasta que alcanzamos una zona más empinada

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Seguimos caminando hasta que alcanzamos una zona más empinada. Una montaña breve, poco vertical, pero que nos hace movernos un poco más lento. Un montón de nubes de colores suaves adornan el cielo sin cubrirlo. Como si fuesen pinceladas sobre el color azul. Nada aposemático, todo muy natural.

—¿Por qué cazar un dragón? —se me ocurre preguntarle.

—Es un trabajo, me pagan por ello.

—¿Y quién te paga?, ¿para qué quieren que caces un dragón?

—Trabajo para una franquicia. Hacen sándwiches con su carne.

—¿Sándwiches de dragón? —Este sitio es genial.

—Sí, de dragón, de pollo, de vegetales..., hay todo tipo de sándwiches en esas tiendas. Es una cadena de restauración.

—Ahá —contesto—. Nunca probé un sándwich de dragón.

—Están sabrosos, pero dicen que engordan bastante. Yo no los consumo tan asiduamente como para saber si engordan, pero es cierto que la gente que come mucho en esos restaurantes está bastante obesa.

—¿Es peligroso cazar dragones? —La curiosidad me asalta.

—Un poco. Mira, ¿Ves esté chichón de aquí? —indica mientras se quita el yelmo y me enseña la cabeza—, me lo hizo uno la semana pasada. Me dio un sartenazo.

—¡Qué arma más rara!

—No es un arma. Cuando llegué estaba haciéndose la merienda y me atizó con lo que tenía a mano.

—Podía haber sido la Sartén Poderosa Candente —le digo riendo.

—¡Esa ha sido buena! —Se ríe escandalosamente—. Si la hubiese comprado en la tienda de la que venimos probablemente se llamase así. Al dueño del almacén le gusta ponerle nombres muy comerciales a todo. Son muy impactantes, así consigue vender más.

—¿Cuál es la espada más vendida? —pregunto con interés.

—La iEspada. Todo el mundo la tiene.

—¿Por qué se vende tanto?

—Nadie lo sabe, se puso de moda y ahora todo el mundo la quiere. Es una espada buena, pero el motivo por el que se está vendiendo tanto no es solo su calidad; porque hay otras espadas buenas a la venta. La verdad es que es un misterio.

Emprendemos por un camino de arena fina, como si fuese harina de color marrón claro. Al ser tan ligera y seca, se levanta bastante polvareda al caminar. En el sendero puedo ver algún que otro árbol añejo, de estos de película.

—La primera ciudad a la que llegaremos es el Valle de los Zombis, prepárate porque son bastante pesados.

—¿Comen personas?

—No. —Vuelve a reír—. Cada uno come lo que le gusta. Sé que les gusta el muesli, pero de comer personas no tengo noticia.

—Veo que no sé nada acerca de ellos, cuéntame más.

—Les gusta morder a la gente, pero lo hacen solo por fastidiar. Por eso se dice que comen gente, pero es una leyenda popular para hacer reír.

Hace una pequeña pausa y continúa con su explicación.

—Se mueven lentamente, arrastran los pies y balbucean. Hay varios tipos: algunos bailan, otros se pelean con plantas, otros simplemente balbucean y pululan, algunos juegan al golf zombi... Pero todos son unos pelmazos que te empiezan a seguir tan pronto te ven.

—¿Si te muerden te conviertes en uno?

—¡No! —contesta con "o" prolongada, como muy convencido de ello—. Ser zombi es muy difícil. Hay que hacer una oposición.

—¿Oposición?

—Sí. Son unos exámenes muy difíciles y mucha gente se presenta. Hacen zombi solo a los que sacaron mejores notas.

Acabo de aprender más de zombis en unos minutos que en todas las películas juntas.

—¿Y cómo es tu trabajo?

—Todas las semanas salgo a cazar un dragón. Después, al volver, les digo a los de la empresa que vayan a buscarlo. Es grande y pesa mucho, así que tienen que ir a por él para buscarlo en un carro enorme —explica abriendo las manos sin abarcar el tamaño del animal.

—¿Qué hago si se me echa encima un zombi? —Me faltaba esa pregunta y parece importante.

—Dale con la espada, no lo dudes. Si te rodean y te muerden muchos, podrían matarte.

¡Hola!

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¡Hola!

Me pregunto qué te está pareciendo la historia. Prometí que sería algo distinto a lo que hayas podido leer y espero poder cumplirlo hasta el final.

Si te gusta, podrías compartirla en tus redes sociales Facebook, Twitter, watsapp... La que sea. Ayudaríais mucho a que la gente la conociese. Eso sí, hacedlo sólo si os ha gustado.

Mención especial, dedicatoria y muchas chuches a:

KarinaDelaHoz

carla7ariana

SaraRCDeLaMora

Fueron de mis primeras lectoras en wattpad y por eso se merecen la dedicatoria. Además son así de majas 🍒🍓🍍

Sandwich de dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora