#19. La escena

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Capítulo 19

SOPHIE

Mis manos sudaban y sentía mi pulso ir más rápido que nunca. Todo estaba marchando bien. Cada palabra, diálogo, gesto, absolutamente todo. Sin embargo, había llegado el momento. El maldito momento que nunca había querido enfrentar y ahora debía hacerlo delante de la profesora.

Era hora del beso con Harry.

Se suponía que sólo era un beso y no debía de haber tanto problema con aquello pero siempre yo era la excepción. Por más que sea sólo actuación, mis miedos siempre estaban.

¿Y si hago todo mal? ¿Y si no puedo seguir su ritmo? ¿Y si piensa que beso de una manera terrible?

Mis pensamientos se esfumaron cuando, con delicadeza, posó su mano en mi nuca y juntó nuestros labios. El tacto perfecto y suave como ninguno. Un beso simple con tan sólo los labios tocándose. Nada más. Un juego de nuestras bocas pero nada exagerado. Fue tan sólo un beso de labios. Nada de lengua, ni pasión. Pero lo suficiente para el momento de la obra.

Al separarnos, apoyó su frente sobre la mía y sus ojos seguían cerrados como queriendo conservar el momento en su mente. Su colonia me embriagaba y era algo a lo que me estaba malditamente acostumbrando. Sus labios entre abiertos a centímetros de los míos hacían que nuestros alientos se mezclaran. Los aplausos de la profesora hizo que sus ojos verdes me vieran y tomara distancia de manera lenta y sosteniendo mi mirada.

―Me ha fascinado. Será hasta acá. No necesito ver el resto de la obra porque sé que son los suplentes perfectos ―dijo con orgullo―, y me atrevería a decir que son mejores que los que tienen el papel oficial ―añadió guiñando un ojo.

Nos saludó y se retiró del teatro. Una vez más, solos en aquel gran lugar acompañado por un par de luces y el sonido mudo del lugar vacío y exclusivo para nosotros.

Aunque Harry se encontraba pensativo y con la mirada perdida, sabía que estaba esperando alguna reacción de mi parte. Pero al mismo tiempo, sabía que él sabía que mi comportamiento iba a ser neutral y sin comentar nada al respecto.

Todavía sentía el cosquilleo de sus labios sobre los míos e inconscientemente dirigí mis dedos a mi boca. Me senté en la banqueta del piano del escenario y lo miré por un segundo. Me daba la espalda y su posición sabía que era un poco tensa. Llevaba toda ropa negra, tanto remera como pantalones ajustados a su excelente figura. Revolvió un poco su cabello y se volteó, percatándose de mi mirada sobre él. Esperaba una sonrisa burlona o algún comportamiento típico de él pero no fue así. Lo que recibí fue todo lo contrario.

Una mirada profunda. Con ceño fruncido y unos ojos verdes que no dejaban ver expresión alguna.

― ¿Ben vendrá por ti o te llevo a tu casa? ―preguntó sin previo aviso.

―De hecho, hoy voy caminando.

―Sophie, ya oscureció y no te dejaré ir caminando sola ―advirtió enarcando una ceja.

Suspiré.

―Harry, estaré bien.

―Vamos ―me mostró las llaves caminando hacia la salida.

Su paso era mucho más rápido que el mío. Sus piernas largas le daban esa ventaja y tuve que correr algunos pasos para poder estar a su altura. Su comportamiento no era el de siempre. No bromeaba ni coqueteaba y eso me estaba inquietando. ¿Qué era lo que estaba sucediendo?

Abrió la puerta del copiloto para mí. Su auto tenía su esencia en cada rincón del mismo. Cuando entró, encendió el estéreo y luego prendió el motor. La música era sofisticada, como esas que suenan en fiestas de grandes empresarios en el momento que la gente toma algo y sociabiliza con los invitados del evento. Su dedo se movía contra el volante marcando el compás de la canción. Sabía que se daba cuenta de que de vez en cuando lo observaba.

El trayecto fue en silencio, el cual era interrumpido por la música. Las calles estaban vacías ya que era un día de semana y era algo tarde. El cielo se encontraba totalmente cubierto de nubes, como siempre lo había sido Londres. Las gotas comenzaron a caer en el parabrisas haciendo que la música ahora sea acompañada por el chocar del agua contra el auto.

En ese mismo instante, la música ya no era solo instrumental. Era un tema de Amy Winehouse. Harry subió el volumen de la canción moviendo un poco la cabeza de arriba abajo. Cantaba sobre la canción. Mi ser interior quería escucharlo cantar más seguido porque no le salía nada mal.

Al estar en frente de mi casa, aparcó y apagó el motor. En ningún momento me miró. Sus manos seguían en el volante. Quise bajar pero el seguro estaba puesto. Lo miré como para que se diera cuenta pero no tuve respuesta.

―Harry, el seguro. Debo bajar ―hablé mirándolo.

Su mirada estaba perdida en la carretera oscura de la noche.

―Harry ―repetí.

Me miró de la misma forma que lo había hecho en el teatro. Abrió su puerta y no entendía. Caminó hasta la mía. La lluvia ahora era más fuerte.

― ¿Qué haces? ―pregunté saliendo del auto.

No respondió y me colocó sobre los hombros un pullover suyo. Ambos bajo la lluvia, caminamos hacia la puerta principal.

Busqué las llaves en mi bolso y las coloqué en la puerta, las giré pero antes de entrar, lo vi una vez más. Reí por sus cabellos mojados, algunos pegados contra su frente y otros totalmente desordenados.

―Gracias por traerme ―me acerqué y besé su mejilla.

Sin embargo, en ese corto beso, afianzó sus manos en la parte baja de mi cintura quedando a pocos centímetros una vez más.

―Me debes una charla ―susurró muy cerca de mis labios.

Supe que sintió la tensión en mi cuerpo.

―Sobre tú y Ben, claro ―añadió sonriendo de costado.

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