#29. No todo es lo que parece

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Capítulo 29

SOPHIE

A veces uno oprime sus sentimientos por el miedo al qué dirán o por temer al rechazo de la otra persona. A veces sentimos algo que no se le puede explicar a nadie y solo uno mismo entiende ese estado tan raro. Sin tener una señal sobre ese estado y cómo seguir, uno trata de caminar el camino que cree que es correcto.

Y quizás eso era lo que había pasado hasta ese momento. Había tenido miedo. Como siempre me había pasado en mi vida. Miedo al rechazo, a no ser correspondida. A ninguna persona le gusta eso, por más que sea optimista en el fondo y se digan mensajes positivos. ¿Quién quiere ser no correspondido y luego sentir ese dolor que le sigue a ese sentimiento? A nadie.

Todos buscamos amor de alguna manera, ya sea de una amistad, un familiar o un amigo a quien queremos darle la oportunidad de ser algo más. No importa qué clase de amor, simplemente lo buscamos. Una necesidad que a lo largo de nuestro día a día es indispensable para el ser humano, sea expresado o no. Quizás una persona fría no lo exprese pero eso no quiere decir que no lo necesite.

Mis labios se separaron de los de él y mis manos taparon mi boca mientras mis ojos miraban los de él. Ninguno de los dos sabía que sentir acerca de ese beso. Un beso de una clase que uno no le da a cualquier persona. En el fondo de ese beso, había algo más. Sin embargo, ninguno se animaba a hablar.

Traté de trepar la roca para poder salir del lago y no podía. Harry, sin decir una palabra, me ayudó hasta lograrlo. Él imitó mi acción hasta estar a mi altura.

―Cámbiate de ropa y ponte la mía que está en la camioneta. No quiero que te resfríes ―acarició mi hombro.

Se marchó y comenzó a buscar ramas. La noche ya estaba llegando y el frío se acercaba con ella. Luego de unos minutos, Harry volvió con una gran cantidad de ramas. Una vez cambiada, me senté a un lado de las ramas mientras miraba cómo encendía la fogata. Fue a la camioneta y volvió con un buzo puesto y se colocó nuevamente sus cortos pantalones. Se sentó a mi lado y ambos mirábamos al fuego.

― ¿Qué has sentido?

Lo miré por su pregunta y me devolvió el gesto.

―No lo sé ―admití.

― ¿No lo sabes o no quieres decirlo?

Silencio.

―Porque yo lo he sentido, Sophie ―agregó en un susurro y buscó mi mano para entrelazarla con la de él.

Su dedo pulgar dibujada patrones sobre mi piel. Mi cabeza se apoyó sobre su hombro y cerré mis ojos escuchando su respiración lenta y precisa acompañada por el cesar de las chispas del fuego. Sentí que su mirada me buscaba y abrí mis ojos para encontrarme con ella. Por un momento, se perdió en mis labios y se acercó un poco más.

―Y sabes que lo haría de nuevo ―susurró rozando mi boca con la suya.

Y esta vez fui yo quien inició el beso. Mi mano agarró su rostro y poco a poco se profundizó el beso. Me abrazó por la cintura y el frío ya no estaba entre nosotros. Podía sentir aquello de lo que él hablaba minutos antes porque yo también lo sentía. Posé mis manos sobre su pecho y lo separé suavemente para mirarlo a los ojos.

―No puedo, Harry ―susurré.

― ¿Por qué no?

―Estoy con tu primo, ¿lo recuerdas?

Cerró los ojos con fuerza y sacó su brazo de mi cintura.

―Dime, ¿lo quieres?

No respondí pero si asentí con la cabeza.

[...]

Al llegar, le pedí que me dejase entrar sola y luego de un rato entrase por la puerta. Entré y la casa se encontraba en un silencio ahogado. Me dirigí al cuarto de Ben y no se encontraba allí. La cama estaba impecable dando signos de que no había pasado la noche allí. Miré el lugar en busca de alguna nota pero no había encontrado nada.

Escuché la puerta principal abrirse y supe que era Harry quien ya había entrado. Cuando bajé las escaleras, cruzamos miradas. Él se dirigió a su habitación y me dejó sola. Me senté en el sillón y me dispuse a ver la televisión. Sin embargo, no podía sacarme las imágenes de la noche pasada. Toqué mis labios y me trasladé nuevamente a ese momento. Sus labios besando los míos y ese sentimiento quien sólo él se había animado a hablar.

La puerta principal se abrió y Ben me miró sonriente. Se acercó y me besó. Me abrazó y me colocó arriba de su falda.

― ¿Cómo estás? ―me preguntó entre besos.

¿Cómo estaba? Bien, los besos no se sentían como antes.

―Bien―mentí con una sonrisa.

Besó nuevamente mis labios y nos separamos al sentir pasos. Harry miraba la escena.

― ¿Dónde está tu madre? ―le preguntó a Ben algo sereno.

―Como siempre, no lo he de saber.

―Dile que he tenido que marcharme por unos asuntos personales pero sabe que puede contar conmigo ―acomodó la tira de su bolso sobre su hombro y me dedicó una mirada rápida.

Y se fue.

―Ahora sí, completamente solos ―decía cariñoso besando mi cuello.

Fingí una sonrisa y le devolví un beso en los labios.


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