#44. Let the game begin

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Capítulo 44

SOPHIE

Había llegado el día. Ese día que no quería que llegara porque sabía con anterioridad que sufriría. Sí, hablaba de un examen de Química.

Y sin importar las consecuencias, mis pies apenas tocaban las baldosas por mi ritmo rápido que llevaba mientras corría. Nunca había sonado el despertador, o al menos eso suponía. Mi padre se había ido más temprano a trabajar y me había dejado una nota con las tareas que debía hacer. Nunca un desayuno listo para la mañana. Siempre frío e indiferente en ciertos aspectos.

Al llegar a la puerta principal del colegio saludé con una sonrisa rápida a la portera y seguí mi paso rápido hasta el aula que correspondía. No me molesté en tocar la puerta y abrí la misma. Todas las miradas se dirigieron hacia mía y la profesora me sonrió con empatía. Tenía suerte que aquella docente me tenía aprecio. De alguna manera, debía aprobar la materia.

―Tome asiento, señorita ―musitó la profesora.

Asentí con la cabeza y giré mi mirada. Y él sonrió triunfante. Sabía que el único lugar era a su lado y estaba gozando su momento. Por mi parte, no era así. Estaba nerviosa por el examen y más a su lado.

―El universo conspira a mi favor ―susurró de manera simulada para que no nos llamen la atención.

La profesora estaba repartiendo los exámenes y luego de pasar por nuestro pupitre, le contesté.

―Ya cállate ―susurré sin mirarlo.

Su perfume ya se estaba encargando de hacer ese efecto tan peculiar en mí.

Lo miré y sonreí de costado complacido por mi enojo. Me dio más furia y lo pisé por debajo del banco. Hizo una mueca de dolor pero no emitió sonido. Ahora era yo la que sonreía.

― ¿Interrumpo algo?

Ambos alzamos la vista y la profesora se encontraba mirándonos de mala manera. Negué con la cabeza.

―Les recuerdo que están en examen ―susurró. Caminó nuevamente al frente y procedió a explicar las consignas―. Al ver que a varios les cuesta el tema por las prácticas que hemos hecho a lo largo de la clase, he decidido que lo hagan con su compañero de al lado.

Los murmullos comenzaron y la profesora silenció nuevamente la clase. Agarré mi cabeza entre mis manos y Harry rió por lo bajo.

―Pueden comenzar.

― ¿Y bien? ―comenzó él a hablar.

Miré las consignas y sentía como me sudaban las manos y mi pulso se aceleraba.

―Phie, ¿estás bien? ―podía sentir cómo buscaba mi mirada.

Susurré y lo miré por primera vez a los ojos.

― ¿Sabes algo sobre esto? ―sus ojos eran sinceros pero aún seguía enojada.

Sentía impotencia. Solía ser muy autoexigente conmigo misma. Mi madre me había enseñado a ser así, ser chica diez. Mi promedio siempre era el más alto del curso y siempre quería sobre salir en eso, y lo admitía.... En silencio.

Ante mi silencio, agarró la lapicera y comenzó a escribir. Me sentía mal por no poder ayudarlo y sentirme como una inútil dejar que lo haga todo él.

―Harry, así no ―susurré frustrada ocultando mi rostro en mis manos.

―He terminado, ¿quieres verlo?

Tomé la hoja y miré todos los cálculos. No tenía la más pálida idea al respecto.

―Puedes dejar de simular que entiendes algo, puedo explicarte luego para no sentirte culpable ―lo miré por encima de la hoja y sonreía mientras se le marcaba un hoyuelo.

―De acuerdo ―susurré suspirando devolviéndole la hoja.

Vi cómo se paraba e iba a dejar el examen a un lado de los útiles de la profesora. Se volteó y me moduló con los labios de salir afuera. Asentí y lo seguí.

Una vez más nos encontrábamos en el árbol, debajo de su sombra. El patio se encontraba vacío y éramos los únicos en el lugar.

―No aceptaré que hables de ningún tipo de cosa ―advertí antes de que tenga oportunidad de hablar.

Lo miré y simplemente sonrió. Sin embargo, no habló pero sostuvo mi mano entre la suya entrelazando nuestros dedos.

―Harry, me refería a cualquier cosa... ―susurré mirándolo.

Me retó con la mirada y besó los nudillos de mi mano entre la suya. Sonreía sin parar y me molestaba pero me causaba algo en mi interior.

― ¿Siempre estarás enojada conmigo?

―Harry, basta ―saqué delicadamente mi mano de la suya.

―Me debes una, recuérdalo ―asumió poniéndose de pie.

¿Se iría y me dejaría sola?

― ¿Vienes a teatro o te quedarás allí?

Me levanté sola sin aceptar su mano extendida.

Sin importarle mi frialdad, me tomó de la mano y me colocó contra el árbol.

―Veremos cuánto dura tu enojo ―susurró muy cerca de mis labios.

― ¿Me estás desafiando? ―redoble la apuesta.

―Si quieres tomarlo así... ―alzó las cejas en un movimiento rápido.

―Entonces veremos quién juega mejor ―dije rozando sus labios y comencé a correr. 

Unknown World||H.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora