#21. Oídos sordos

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Capítulo 21

SOPHIE

La noche estaba calidad y sonreí cuando Harry me saludó desde el auto y se fue a su casa. Cerré la puerta y suspiré. Había sido un largo día.

Harry ahora lo sabía todo. Absolutamente todo de los últimos días.

― ¿Vale la pena seguir? ―le había preguntado.

Me miró.

―Todo depende de ti, Phie.

Ese tipo de respuesta no era la que esperaba escuchar ya que eso no me decía nada. Aún debía tomar una decisión. Me había aconsejado que parara de buscar siempre un motivo para hablar, que él se esmere.

Subí con cuidado las escaleras ya que mi madre se encontraba durmiendo. Encendí el televisor de mi habitación para tener una luz tenue en el ambiente. Revisé mi celular y había un nuevo mensaje.

"Holaa"

Había vuelto a insistir Ben. Mordí mi lengua pero no podía seguir así. Hice lo que sentí. Sabía que Harry no estaría de acuerdo.

"Hola"

Respondí tratando de sonar cortante. A los segundos, recibí su respuesta.

"Te extraño"

Un puñal se clavó en mi corazón. Sabía qué decir y qué hacer para volverme completamente loca o débil. Suspiré. Mi dedo pulgar jugó un poco sin saber qué hacer hasta escribir, una vez más, lo que sentía.

"Yo también te extraño"

[...]

― ¿Por qué has hecho eso? ―me preguntó sin entender.

Al no saber qué responder, mi dedo índice jugó con el marco de la tapa del piano.

―Sophie, dice que te extraña y ¿no hace nada para poder verte? ―dijo algo enojado―. No mereces eso.

―No podía no hablarle, Harry.

―Debes ponerlo a prueba aunque te cause dolor.

No respondí. No era tan fácil como sonaba.

[...]

Y pasaba una vez más. Sus labios junto a los míos, tan perfectos como siempre. Nuestros cuerpos rozando tumbados sobre su cama. Sus caricias me embriagaban y su fragancia acompañaba al estado. Besos y caricias, besos y mordiscos, besos y risas, besos y juegos. Besos y amor tóxico. Eso era lo que estábamos viviendo. Un amor tóxico, totalmente pasional pero sin un significado determinado. Un amor enfermizo y adictivo que no tenía un fin. Un amor que no podía terminar porque siempre terminábamos nuevamente juntos. Con diferencias y todos los problemas, en persona no importaba nada. La atracción era más fuerte que los problemas o las cosas que me molestaban de su persona. Al verlo, su estúpida sonrisa con sus abrazos inesperados o sus besos robados era suficiente para perder toda mi cordura. Allí era donde caía siempre y dejaba pasar cualquier decepción que había tenido en los días pasados.

Su mano se enredó en mi cabello, lo cual era totalmente excitante. La música que sonaba de fondo hacía el momento especial sin buscar ese fin. Todo era perfecto. Sin embargo, era una ilusión de esa noche. Una noche más de ilusión.

Risas, confesiones, debilidades, besos robados, cosquillas. Todo aquello se vivía en ese tipo de noche. Era absolutamente perfecto y mi ser quería que sea un momento eterno. Que la noche sea infinita y que pudiera repetirlo todos los días. Pero sabía que era como el cuento de la Cenicienta. Tenía un pronto final con la diferencia que me quedaba más de medianoche con el príncipe pero no tenía un final de cuento de hadas. Tenía un final sin nombre y sin saber cuándo vería al príncipe de nuevo.

Amaba escuchar su respiración cuando apoyaba mi oído en su pecho. Simplemente aquello y estar con él. Poco a poco se iba penetrando en mi piel aunque sabía qué peligros corría.

Pero, ¿es posible no enamorarse de alguien a quien le puedes contar todos tus problemas y te consuela de alguna manera?

Cuando uno se enamora, el corazón es tan ciego que le sigue dando oportunidades a esa persona que quizás ya no las merece. Porque el corazón tiene esperanza de un final feliz, de un cambio positivo, de una vida unida a esa persona.

Tengo ese recuerdo latente en mi memoria, cuando se colocaba encima de mi cuerpo, sostenía mi rostro con su mano y su mirada se perdía en la mía. Sus ojos podían expresar más que sus palabras. Pero aun así, yo dudaba de todo.

Y cuando Harry supo que seguíamos en esas situaciones a pesar de lo mal que la pasaba en ciertos momentos, terminó enojándose conmigo.

―Supongo que no tengo más nada que hacer aquí―había dicho cuando le comenté que lo había estado viendo sin contarle a él. Se había levantado del sillón y se fue por la puerta principal de la casa. Solo lo veía en el colegio pero sólo eran miradas.

Unknown World||H.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora