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—Córrete Anna, es mi turno de usar el espejo—se quejó Ginna detrás de ella, Anna solo volcó los ojos

—Solo un poco de labial y estaré lista, lo prometo—dijo mientras lo abría, Ginna solo bufo y se marchó.


Yo reí divertida mientras las observaba, esta era la típica mañana después de la pillamada para ir a la escuela.

Yo solo me había puesto unos jeans azules y una camisa a cuadros negra con blanco, junto a mi chaqueta de cuero negra y mis vans negras. Me delinee, rubor y fui a desayunar, dejando a las otras dos las cuales se peleaban por el espejo.

Me senté alado de Lauren la cual había echo y servido el desayuno, pero estábamos solo nosotras dos.


—Lauren—dije un poco tímida, ella me miro—. Siento algo de miedo sobre lo de Chandler.

Ella trago el pedazo de tostada que tenía en la boca y me sonrió.

—Descuida, seguro eso de que la primera vez duele es por un momento—me aseguro mientras agarraba otra tostada, yo negué.

—No es eso—me ruborice—. Lo que temo es que me guste Chandler y termine como Lindsay. Aunque ahora solo lo veo como un gran amigo y tampoco me gustaría lastimarlo.

Lauren volcó los ojos—. Ay tonta—me abrazo—. Lindsay se enamoró, gustar no es lo mismo que enamorarse y si te gusta disfrutaras mucho más estar acostándote con él.

—Pero él no se lo merece—susurre mientras clavaba mis ojos en el plato—. Él se ha portado muy bien conmigo, Lauren.

Vi como los ojos de Lauren se oscurecían levemente, desarmo nuestro abrazo—. Nosotras odiamos a los hombres, Nefery—me recordó en un tono duro, se levantó—. Y espero que esa estupidez se borre de tu cabeza, si es necesario aléjate un poco de él pero no te enamores.


Y diciendo eso se fue de la cocina con su mochila en el hombro, yo suspire y pase una mano por mi cabello. Ella tenía algo de razón.




Entre al colegio sola, ya que las chicas iban a esperar a Ginna de que se termine de preparar y yo quería pensar un poco en el camino. Chandler no era una mala persona, solo fue un poco desagradable en el principio pero yo también fui muy borde con él, pero sacando eso, fue uno de los mejores chicos que conocí hasta el momento.


Y hablando de roma, Chandler venía con una gran sonrisa hacia mí.

Maldita sea, su sonrisa era preciosa.


— ¡Nefer! —canturreo en voz alta, yo solo sonreí y camine hacia él para pararme de puntitas y darle un sonoro beso en la mejilla.

—Hola Chandler—salude contenta.

—Mueve tu trasero que tenemos que ir a clase y hoy te sientas conmigo—eso casi sonó como una orden, yo asentí.

—Pero espera que tengo que ir al baño primero—le avise mientras caminaba hacia los baños de la escuela, él me seguía.

—Entonces te espero aquí—dijo mientras se apoyaba contra la pared, yo entre.


Al entrar escuche unos sollozos salir de uno de los baños, preocupada me acerque y suavemente golpee la puerta.

La puerta se abrió y una chica castaña de ojos marrones que ahora estaban rojos e hinchados salió, me miro y corrió la mirada para caminar hacia los lava manos. Yo la imite y me puse a su lado, la mire con una pequeña sonrisa.


— ¿Qué te sucedió? —pregunte en un tono bajito pero audible, ella me miro con el ceño fruncido.

—Eso no importa.

—Sí que importa, linda—puse mi mano en su hombro y la mire directo a los ojos—. Puedes confiar en mí, venga, dime. Veré si puedo ayudarte con lo que tengo en mi alcance.


Vi en su mirada como dudaba en si contarme o no, pero después dejo escapar un suspiro y accedió a contarme.


—Me he enamorado perdidamente de un chico que se dedicó a jugar conmigo—confeso, mientras se abrazaba sí misma, mi rostro se tornó de uno de preocupación a uno tristeza—. Por una puesta con sus amigos, ya sabes, esa estupidez que sacan de las películas—rio amargamente, para después formar sus manos en un puño—. Eso apesta, en verdad, apesta. Sientes como te sacan el corazón, lo hacen un bollo, lo tiran al piso y lo aplastan con su pie, sin siquiera preocuparse del otro el cual termina sufriendo y sin ganas de ser feliz con una persona de nuevo.


Una culpa empezó a carcomer mi corazón, sin duda alguna eso pasaría con Chandler si lograba hacer que esa apuesta gane.


—Me arrebato todo lo que tenía, todo lo que preciaba. Solo para divertirse y eso fue lo que más mierda me hizo—agregó con rabia—. Si algún día te pasa eso, no dudes en partir su maldita cara porque ser una débil cobarde, como estoy siendo yo ahora, no sirve de nada.


Y después de decir eso, salió de la puerta con rabia y aun triste. Yo quede procesando todo lo que me había dicho, todas esas verdades.

Haciendo que dude más en si seguir con todo esto o no.


VIRGEN |c.r|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora