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El ambiente se torno incomodo, Chandler quedo mirando fijo a mis ojos con sorpresa y temor a la vez. Sabía lo que significa esa mirada, lo había cachado con las manos en la masa.


―Nefer, yo―puse un dedo en su boca, callándolo.

―No digas nada―respondí con mi voz temblando―. No soy nadie para reclamar, solo es que me dolió.

―Lo se, perdón―tomo mi rostro entre sus manos y beso mi frente y mi mejilla―. Perdón, de verdad, lo siento tanto.


Apoye la palma de mi mano derecha sobre la mano que tocaba mi mejilla y sonreí débilmente, sintiendo como mis lagrimas rodaban por mis mejillas.


―No te disculpes, no pasa nada―mentí, Chandler me miraba con culpa―. Sé que no soy nadie, solo―me interrumpió.

―No, no eres nadie. ¡Lo eres todo, Nefery! ―exclamo Chandler mirándome con sus ojos celestes―. Solamente estaba mal y no pensé bien en ese momento, te lo puedo jurar. La chica de la carta―esta vez yo lo interrumpí.

―Sí, la chica de la carta―escupí con veneno de repente―. Con la que te estabas besando, ya lo se, recuerda que yo llevaba tu maldito paraguas, ya no quiero que me expliques nada.

  ― ¡Pero yo si quiero explicarte! ¡Solamente déjame!  ―elevo la voz enfadado―. Sí, vi que estaba tirado y sabia que lo habías visto todo―hablo más tranquilo, mis ojos se abrieron grandes ante su confesión―. ¿Por qué crees que no te escribía? Moría por hablar contigo pero debía darte tu espacio.

―Ese fue tu error―mi mirada se endureció―. Me dejaste sola, no uses la excusa de que me dabas mi espacio.

―A mí también me dolió saber que Justin te coqueteaba sin descaro―lo mire sorprendida nuevamente, suponía que él no sabía nada de eso―. Y si, no me mires con esa cara―se recostó mirando hacia el techo y suspiro―. Solo vi un poco, me guié por la nota que dejaste en tu puerta. Solo dime la verdad y confiesa si te beso o no.

Lo mire seria y niega levemente con mi cabeza―. No me beso, te lo puedo jurar.  

Él sonrió levemente y asintió―. Eso me alivia―me miro una vez más―. ¿Y por eso no fuiste a clases también?

―No―mentí mirándolo a los ojos―. Me sentía mal, ya te he contado.

― ¿Mal por la culpa de este grandísimo idiota, verdad? ―levanto su vista y me miro con una débil sonrisa, quede mirando a sus ojos tratando de descifrar lo que tramaban―. Nunca fuiste buena para mentir, mi Nefery. Ábrete conmigo.

Quede mirando a sus ojos unos segundos más para después sonreír por pensar eso con doble sentido, él hizo lo mismo―. Eres un idiota.

―Tu idiota.


Reí levemente y sentí como pequeñas lagrimas se asomaban por mis ojos, él se dio cuenta de eso ya que me envolvió en sus brazos y beso mi hombro.


―Ya no llores por este imbécil que no merece tus lagrimas, lo siento demasiado, mi princesa. Perdóname―pidió triste, lo notaba en su voz. Lo abrace más fuerte sintiendo una lagrima rebelde rodar por mi mejilla.

―Solo dime el porqué―solté triste―. Solo el porqué y te perdonare.

―Yo no lo decidí, solamente me la tope y ella me dio conversación. Yo le dije que debía irme porque me estaba empapando, ella dijo que espere y me agarro y me beso, obvio que seguía algo molesto por lo de Justin y no pensé en ese momento―vi como su mirada celeste se oscureció un poco―. Ese idiota, lo detesto―dirigió su mirada hacia mi y esta se aclaro―. Pero igual, aunque lo odie y yo haya pensado cualquier estupidez no debí nublarme de esa manera, de verdad, soy un grandísimo idiota.

VIRGEN |c.r|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora