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Nefer en multimedia.


― ¡Nefer! ―me voltee a escuchar mi nombre, era Lauren.

― ¿Vienes a decirme algo que vale la pena? ―me acerque unos centímetros a ella―. Porque si no es así da la media vuelta y vete.

―Espera niña, bájale la espuma a tu chocolate. ―me miro con una mezcla de enojo y decepción, lo pude notar al verlo reflejado en la expresión de su mirada―. ¿Qué te sucede? ¿En qué clase de monstruo te convertiste, Thomson?

―Primero, a mi no me dices niña. Y segundo―hice una pequeña pausa, para tratar de evitar el nudo que se estaba formando en mi garganta, amenazando con quebrar mi voz―. No lo sé, no sé que está sucediendo en mí―la mire fijo a sus ojos, sin importarme que los míos estén a punto de llover en lagrimas―. Y tampoco le incumbe a una desconocida como tú.


Di media vuelta y camino a paso rápido pero una mano agarrando mi antebrazo hizo que me voltee una vez más, encontrándome con los bellos ojos verdes cálido de la que solía ser una de mis mejores amigas.


Lauren se acerco un poco más a mi―. ¿Quieres hablar aunque sea con una desconocida?


Yo mire hacia el suelo, dudando en si aceptar o no. Pero sin haber accedido, los brazos de Lauren rodearon mi cuerpo, haciendo que mi corazón se ablande y mis ojos dejen escapar lagrimas.


―Siempre me vas a tener aunque no lo quieras, Nefer.

Cerré mis ojos húmedos a causa de las lágrimas, mientras la abrazaba con más fuerza―. Como no lo voy a querer Lauren, si fuiste la única de las demás que se preocupo por mi sin saber que estaba rota en pedazos.


Estuvimos unos segundos así, hasta que sentimos la mirada de dos personas posadas en nosotras dos.


―La sociedad de hoy en día está podrida, Doña Margarita―nos separamos y vimos a nuestro costado a una pareja de ancianas homofóbicas que nos miraban con desprecio―. Mire a esas lesbianas, en pleno parque, a la vista de los niños demostrando su amor prohibido que proviene de las profundidades del infierno.

―Totalmente de acuerdo con usted, comadre. Se las verán con la virgencita que nos acompañe siempre―y al terminar de decir eso, ambas hicieron la persignación y siguiendo su camino de largo.


Yo y Lauren nos miramos, para después estallar en carcajadas.

Qué extraño momento acabamos de vivir.





Estábamos sentadas en mi cama, después del incomodo momento que vivimos juntas en el parque. Le conté lo que me estaba sucediendo, el enredo que tenía en mi cabeza y porque me separe de ellas a causa de Ginna, además que le confesé lo que sentía por Chandler.


―Estas jodida, hermana―me dijo Lauren entre risas mientras se metía una papa frita en la boca―. Si dices que sientes todo eso, me hueles a una enamorada de la muerta.

― ¿Enamorada de la muerte? ―pregunte confundida.

Lauren me miro obvia―. Porque los hombres representan la muerte, al ser el dolor de la gran mayoría de las mujeres, piensa en tu padre, por su culpa odias a la raza masculina.


Eso fue como una gran patada en mis testículos imaginarios, no me gustaba recordar eso.


―Eso no importa, estoy segura que Chandler es totalmente diferente a mi padre y que yo―un nudo me empezó a asfixiar al decirle lo que siempre temí―. Y que yo... Me estoy convirtiendo en mi padre ya que estoy haciendo lo mismo que él hizo conmigo y con mi madre.

Lauren me miro con tristeza y me abrazo por los hombros―. No digas semejante atrocidad, tu eres maravillosa, Chandler siente cosas lindas por ti y tu―la interrumpí.

―Y yo estoy enamorándome de él como una estúpida sabiendo bien que esto no saldrá bien, ya que tarde o temprano se enterara de la verdad y nos destrozaremos los dos como unos grandes idiotas.



PERDÓN QUE DESAPARECÍ, MI LAPTOP SE ROMPIÓ Y LA MANDE A ARREGLAR Y ME DIJERON QUE HASTA FEBRERO NO VA A ESTAR, VAMOH A LLORAR.

Pero como pueda, lo voy a hacer.

¡Las amo, corazonas!

VIRGEN |c.r|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora