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Ya hace unas dos horas había llegado a mi casa después de la salida con Chandler, me fije la hora y eran las ocho de la noche. En cualquier momento llegarían las chicas y si, había decidido hacer una pillamada en mi casa para tenerlas al tanto de lo que estaba pasando.

Puse una película en Netflix y le di pausa, al instante escuche el ruido del microondas avisando que las palomitas ya estaban echan. Fui y saque el bol ya con las palomitas preparadas oliendo delicioso. Lo deje en una bandeja que estaba sobre la mesada y fui hacia la heladera para sacar 5 latas de Coca-Cola. Las deje también arriba de la bandeja y después por último, deje las dos bolsas de papas fritas grandes.

Lleve la bandeja y lo deje sobre la mesa ratona que estaba en el living frente al gran plasma que mi madre había comprado hace unos meses atrás. A los cinco minutos escuche el timbre y las risas de mis amigas, abrí y me encontré con las cuatro.

Nos saludamos y entraron, Ginna dejo una bolsa llena de frituras y algo de alcohol y sodas en la cocina.


Nos sentamos en el sillón del living y le puse play a la película, era Mean Girls, nuestra favorita.


— ¿Cómo van las cosas con Chandler? —me pregunto Lauren sin dejar de ver la pantalla.

—Hoy salimos a pasear al parque—suspire con una sonrisa al recordar el buen rato que pasamos juntos—. Bromeamos bajo la lluvia, reímos sin parar—apoye mi cara sobre la palma de mi mano mirando hacia la nada—. Con Chandler es todo risas, es todo alegría.


Las cuatro se miraron entre sí para después mirarme a mí, que estaba pensativa mirando hacia algún punto perdido de la pared.


—Espero que no te esté gustando—dijo Ginna mirándome con una ceja levantada, yo negué rápidamente.

—Claro que no—respondí saliendo de mi transe—. Solo somos amigos—suspire, con una mueca algo triste en mi casa—. Solo unos buenos amigos.

Estábamos sentadas en el piso en círculo, preparando nuestro cutis y arreglándonos las uñas para ir presentables a la escuela.

—Pásame ese esmalte y también esa mascarilla para el rostro, Lindsay—pidió Lauren mientras terminaba de sacar su anterior esmalte de sus uñas, Lindsay se los paso—. Mañana quiero ir esplendida a la escuela.

— ¿Algún motivo en especial? —pregunte mirándola picara, ella rio y me golpeo en el hombro, yo reí.

— ¡Claro que no! —negó algo avergonzada—. Solo que jugaremos contra el equipo de baloncesto masculino y quiero que vean que no solo somos chicas altas con piernas bonitas.

—A nosotras no nos engaña—dijo Anna mirándola picara—. Es por Sam, el líder.

Lauren solo se sonrojo levemente—. Solo me parece lindo, no es que me guste como para ponerme bonita por él.

— ¿Mingus sigue en el equipo? —pregunto Lindsay de la nada mirándola a los ojos, Lauren la miro con ambas cejas levantadas.

—Claro que si—respondió aun sorprendida—. Hace tiempo que no preguntabas por él.

—Es solo que hace mucho que no lo veo por los pasillos de la escuela—ella suspiro, mirando hacia el piso—. Me pregunto qué será de su vida ahora que no soy parte de ella.

— ¡Por favor, Lindsay! —exclamo Ginna mientras agitaba sus manos para que el esmalte se secara más rápido—. No me digas que sigues enamorada de ese imbécil.

—Después de todo ese imbécil fue mi primera vez—dijo algo molesta Lindsay, ella después de haber estado con Mingus se había enamorado de él y se arrepintió de haber participado del juego ya que después Mingus tenía que saberlo y cuando lo supo, le dijo tantas cosas que rompió el corazón de Anna.

—Pero todo solo fue un juego y además nunca nos importó ese tema de la virginidad—dijo Ginna mirándola seria—. Tienes que olvidarlo, ya pasaron 2 años.

—No es fácil olvidarlo, menos cuando estuve embarazada de él y después perdí al bebe—su voz sonaba rota, recordar eso no era bueno. Todas las miramos con tristeza y Ginna la miro con un poco de lastima—. Solo tenía catorce años cuando quede embarazada y todo por este juego, al mes lo perdí, justo cuando estaba por decírselo a mis padres. Lo recuerdan a la perfección—Lindsay empezó a sollozar, para después tapar su rostro con sus manos.

—Lo siento, Lindsay—se disculpó Ginna acercándose más a ella para darle un abrazo, ella solo se encendió en el pecho de nuestra amiga—. No era mi intención que recordaras toda esa mierda.

—Ya paso, Ginna—Lindsay se secó las dos gotas de lágrimas que habían caído de sus ojos—. Todo eso ya lo he superado, pero a él todavía no—ella suspiro, para después esconderse entre sus piernas—. Todavía a él no.


En la habitación se había formado un silencio incomodo, todas mirábamos a Lindsay la cual trataba de calmarse y nosotras de consolarla. 

Ella estaba destrozada, ella estaba arrepentida de haber jugado con él.

Y recordar todo lo que paso Lindsay me hizo pensar y un extraño miedo invadió mi corazón.

¿Y si en vez de romperle el corazón a Chandler, él me lo rompe a mí?


VIRGEN |c.r|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora