Chris.
—Que no me vea, que no me vea… —susurré nervioso tratando de esconderme tras el cuerpo de los gemelos con disimulo.
—Muy tarde, allí viene. —se burló Ethan.
Empecé a sudar de manera exagerada, ocultando mis palmas húmedas en los bolsillos del pantalón.
—Era broma, amigo, estás a punto de orinarte encima, sé hombre. —se quejó golpeando mi hombro.
Respiré un poco más relajado observando a Erika, quien se alejaba sin percatarse de nuestra presencia.
Desde el día de ayer apenas había logrado pensar de manera coherente en todo lo que respecta a esa chica de cabello corto. Y es que, era increíblemente hermosa. Y la manera en la que te atraviesa con una simple mirada, era sumamente abrumador y perfecto.
—Si sigues babeando de esa manera creo que enfermaré. —reprochó Evan mientras colocaba un cuaderno frente a mi rostro para cubrir mi campo de visión.
—Es tan linda… —murmuré soñador mientras trataba de reprimir una estúpida sonrisa en mi rostro.
—Genial, ve y únete al club de los chicos enamorados de Erika. Apenas la conociste ayer y ya estás colado por ella, qué idiotez. —dijo Evan con exagerado desagrado.
—¿Club de los chicos enamorados? —pregunté confundido.
—¿Crees que eres el único que se fijó en Erika? —Ethan mostró una mueca. —Todos están locos por ella. Bueno, no todos, pero más de la mitad de la población masculina de esta escuela, quieren follársela duro. Digo, con ese par de… —se calló al sentir mi mano golpear su nuca. —¿Qué? Es cierto.
—Pensé que eran amigos. —musité incrédulo ante sus comentarios.
—Por supuesto que somos amigos. —agregó Evan con serenidad. —Pero no negarás que la chica está más que buena. —me miró pícaro a lo que sentí el calor subir a mis mejillas.
Ciertamente, tenía un lindo cuerpo…
—Y también somos tus amigos, por lo que te sugiero algo muy simple y sencillo… —continuó Ethan. —Olvídate de ella. No sale con chicos de la escuela, folla solo con universitarios.
—No creo que deban hablar de esa manera sobre ella… —defendí empezando a molestarme por sus comentarios tan rudos.
—No seas idiota, es la verdad. Pasarán siglos antes de que una chica como ella se fije en ti. —simplificó Ethan encogiéndose de hombros.
—Y si… ¿Hay alguna esperanza? —pregunté con inocencia recordando el suceso del día de ayer.
No sabía que la había llevado a acariciar mi rostro, pero pude notar, por un segundo, cómo esa mirada dura y firme se suavizó por unos segundos. Como si se tratara de un gato curioso. Y en ese momento, juro que pasó algo entre nosotros.
Puede que solo sean ideas mías, pero desde el primer momento en que la vi, entrando a la cafetería con ese andar tan seguro en cada paso que daba, caí a sus pies sin problema alguno.
—Los chicos como tú deben fijarse en chicas puras y virginales, Erika haría papilla contigo en un santiamén. —comentó Ethan como si fuera lo más obvio del mundo.
El timbre de la escuela sonó, anunciando el final de la hora del almuerzo.
—¿Nos vamos? El profesor de la próxima hora no vino, al parecer su esposa empezó labor de parto. —dijo Ethan con una mueca de asco.
—Yo me quedaré un rato más. —murmuré distraído observando la esbelta figura de Erika caminar entre la multitud de estudiantes.
—Claro, ve y síguela. En cualquier momento chocarás con la dura realidad que viene con Erika Hill. —agregó esta vez Evan, con una expresión indescifrable para mí.
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Mi tímido bailarín.
RomanceErika Hill. Soberbia, engreída, sincera, cauta, y sobre todo, complicada. Puede hacer creer a cualquiera que es callada, pero en realidad solo observa... Observa y analiza, antes de actuar y atacar. Admite ser fría, pero con grandes sentimientos cua...