Chris
—Tienes una cara de enamorado que te delata. —se burló Ethan, sentándose ruidosamente junto a mi.
Empujé su hombro, riendo por lo bajo. Estaba feliz, y nada ni nadie podría arruinarlo.
Las últimas semanas la relación entre Erika y yo iba de maravilla, perfecta. Éramos un equipo, y mas cuando la época de exámenes se acercaba y ambos teníamos un promedio medianamente aceptable y nos ayudábamos mutuamente a pesar de nuestras vidas ocupadas. En fin, sentía que podría permanecer así por el resto de nuestras vidas.
—¿Llevarás a Erika al baile? —preguntó Evan de repente, llamando mi atención antes de que el profesor llegara al salón.
—¿Baile? —pregunté distraído, pensando cómo sería una vida junto a Erika.
¿Tendríamos nuestros cajones juntos en un mismo closet? Le observaría dormir, le vería jugar con su gata, que será nuestra gata... Nuestros cepillos de dientes juntos en el mismo vasito. ¿Me despertaría por la mañana con una bandeja de desayuno entre sus manos? Desayunaríamos y luego haríamos el amor hasta quedar agota...
—¿No sabes? El baile de graduación, Chris. —Ethan palmeó mi hombro, rompiendo mi hermosa fantasía. —Será dentro de poco y digamos que Erika puede tener muchas opciones además de ti.
—Es obvio que iremos juntos, es mi novia. —había tratado de sonar firme, pero mi voz tembló de emoción al mencionar la última palabra. —Mi novia... —repetí en un susurro agudo. Aunque tuviéramos meses juntos, aun podía sentir como si fuese el primer día del inicio de nuestro amor.
—Idiota. —dijeron los gemelos al unísono, mostrándose fastidiados.
—Antes del baile está su cumpleaños, y no tengo idea de qué hacer para ella. —bufé agobiado. —Dijo que no lo celebraba. Pero me gustaría hacer algo lindo por ella.
—Busca a su madre para que deje ese humor de perros de una buena vez, ya que el sexo que le das no le quita ese carácter difícil. —sugirió Evan en broma. —¿Por qué me miras así...? —su sonrisa se borró en seco al ver mi expresión pensativa. — Ni se te ocurra buscarla, Chris, sabes que ese tema es más que tabú para Erika.
—¿No creen que hay veces que las personas no saben lo que es bueno para ellas? ¿Y si reunirse con su madre resolverá sus conflictos...? —murmuré con duda.
Aunque presentía que la relación entre ellas debió haber sido difícil, debía ver el tema desde otra perspectiva. Y desde otra perspectiva, Erika probablemente necesitara sellar ese pasado, aunque le duela enfrentarlo.
Puede que reunirlas no sea lo correcto, pero debía dejar el pesimismo. Después de todo, era su madre, y tal vez debajo de esos conflictos que le obligaron a tomar malas decisiones, haya una mujer desesperada en busca de su hija.
Es decir, ¿qué madre, en lo más profundo de su corazón, odia a su hijo? Nadie podía ser tan desalmado.
—Chris, veo tu cerebro echar humo. —dijo Ethan en sermón. —Ni lo pienses, te lo advierto. —puntualizó con absoluta seriedad. —Esa parte en su vida esta en una zona donde no puedes meter tus manos, más que privada. —enfatizó.
—Además, puede que Erika se enfade por meter tus narices donde no te han llamado. —agregó Evan.
—No se enfadaría. —me quejé ante sus injustos comentarios. —Ella me quiere, y en caso de que no le agradara, sé que me comprendería.
Ambos hermanos se miraron mutuamente, transmitiendo pensamientos de gemelos con solo una mirada.
—Haz lo que quieras, hermano. —rió Evan, pasando una mano por su cabello. —Solo sé que comeré palomitas y soda para ver el espectáculo cuando Erika te mande a la mierda.
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Mi tímido bailarín.
Lãng mạnErika Hill. Soberbia, engreída, sincera, cauta, y sobre todo, complicada. Puede hacer creer a cualquiera que es callada, pero en realidad solo observa... Observa y analiza, antes de actuar y atacar. Admite ser fría, pero con grandes sentimientos cua...