Capítulo 18

9K 674 238
                                    

Chris

—¿Estás seguro? Dijo que tenía trabajo ese día, harás el ridículo si llegas usando eso y no está. —se mofó Johnny mientras curioseaba la estantería con un montón de disfraces para alquiler.

—Iré el 25. Ella tiene trabajo el 24. —murmuré distraído, tanteando la robusta panza del disfraz de San Nicolás.

Había decidido darle una pequeña sorpresa a Erika para navidad, y Johnny se había ofrecido a acompañarme.

A pesar de no haber tenido esa conversación directamente, a ella parecía no importarle celebrar la navidad en su trabajo, y mucho menos pasarla sola al siguiente día.

Realmente no entendía qué clase de vida debía tener alguien para no mostrarle importancia a la soledad que emanaba su idea de celebrar navidad. Debía haber alegría, dicha, regalos, presencia de seres queridos, y más regalos.

—Oye y... ¿Ya te la comiste? —fruncí el ceño a su pregunta mientras tomaba el traje y caminaba a la caja.

—¿Si me la comí? —repliqué al no entender su mirada.

—Ya sabes... ¿Te la follaste? —repitió de manera directa, mirando de reojo a la señora que nos atendía.

Disculpándome con la señora por el comportamiento de mi primo, terminé de hacer el trámite para alquilar el traje de Santa.

—¿¡Cómo se te ocurre preguntar eso frente a la señora!? —golpeé su nuca mientras salíamos de la tienda.

—Oh, vamos, no seas idiota. —rodó los ojos, sobando el área de su nuca. —¿Y...? Estoy esperando tu respuesta. —cantó picoteando mis costillas.

El color llegó a mis mejillas, mientras negaba lentamente con la cabeza.

—¿¡De veras!? —chilló demasiado alto para mi gusto. —¿¡Cómo puedes tomar su mano sin...!? Oh, mierda, ¡Estás loco! ¿¡Cómo puedes estar junto a semejante belleza sin siquiera haber hecho nada!?

Froté mi rostro con desgano mientras empujaba su cuerpo a otra tienda, donde pretendía comprar el regalo de Erika.

—¿Le has tocado una teta? ¿El culo? ¿Una pierna, al menos? —siguió insistiendo en el bendito tema mientras trataba de concentrarme en buscar un regalo para ella.

La vergüenza azotó mi rostro al recordar la noche en que dormí con ella y, accidentalmente, la blusa que cubría su pecho se había movido.

Nunca en mi vida había deseado tener alguna clase de visión nocturna.

Había mencionado algo sobre piercings y yo, al ser un burdo humano sin habilidades extraordinarias, no había podido apreciarlos debido a la oscuridad que nos rodeaba en ese instante.

¿Los tendría en ambos...?

—Tierra llamando a Chris. —chistó Johnny mientras chasqueaba los dedos frente a mi rostro. —¿Tienes fiebre? Estás rojísimo.

Sacudí mi cabeza, tratando de concentrarme en lo principal.

Sonreí con victoria al encontrar algo que probablemente le gustaría. Un lindo piercing con una diminuta figura de gato grabada en la bolita de color negro.

—¿Por qué no lo han hecho? ¿Por qué no lo han hecho? ¿Por qué no lo han hecho? —exasperado, pasé una mano por mi cabello.

—¿Cuántas veces vas a preguntar lo mismo?

—Las veces que sean necesarias para que digas, con esa suavecita voz tuya: "Le pagué para que fingiera ser mi novia" —hizo una muy mala imitación de mi voz, ganándose un empujón de mi parte.

Mi tímido bailarín.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora