Capítulo 22

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Chris

El sonido de mi celular sonando me despertó con violencia. Agitado, tomé el aparato y fruncí el ceño al ver un número desconocido en la pantalla. Dudando, finalmente decidí contestar.

—¿Diga?

—¿Chris? —una voz masculina preguntó al otro lado de la línea, se escuchaba algo agitado.

—Eh... Si. —vacilé.

—Oye... —escuché un leve suspiro al otro lado de la línea. —Traje a Erika a su apartamento, ¿puedes venir? Creo que necesita compañía.

—¿Quién es? —pregunté incorporándome en la cama, confundido.

—Adam. —respondió breve. —¿Vienes o no?

Parpadeando, aún adormilado, asentí con la cabeza para luego soltar varios “si" con torpeza mientras buscaba algo de ropa. Al ver la hora en la pantalla luego de haber colgado la llamada me percaté que apenas era media noche.

¿No debía Erika estar trabajando?

Salí con cuidado de no ser escuchado por mis padres, estaba demasiado ansioso como para siquiera preocuparme ser descubierto mientras salía sin permiso.

Subí rápidamente hasta su piso, donde Adam me esperaba en la puerta del apartamento con un cigarro a medio acabar entre sus labios.

—Me llamó para que la buscara.

—¿Buscarla? ¿A dónde? —pasé apresurado hacia su apartamento.

Caminé hasta su habitación, sintiendo mi corazón encogerse al verla. Las palabras no salieron de mi boca al percatarme de lo que sucedía.

Erika yacía hecha un ovillo en su cama, dormida. La carta de su padre tenía una de sus esquinas quemadas, como si hubiera intentado deshacerse de ella pero arrepintiéndose de inmediato. Lo que mas descolocó mi alma fue encontrar una foto en su mano libre.

Era la foto de una mujer. Sonreí con tristeza al recordar las palabras de Ethan con respecto a su madre

Eran idénticas.

Miré el rostro de Erika, donde podía divisar su rímel corrido muy sutilmente. Sintiendo mi corazón temblar, apreté mis ojos con fuerza e intenté tragar el nudo de mi garganta.

—Fue al viejo barrio donde vivía con su madre. —explicó Adam a mis espaldas. —Hablamos un poco hasta quedarse dormida, no iba a llamarte pero te mencionó entre sueños. —se encogió de hombros, mirando a Erika con una seriedad indescifrable. —Chris... Eres su novio, ¿cierto? —dirigió su mirada ámbar sobre mí. —No permitas que Erika se sienta de esa manera... —empezó a acercarse por lo que erguí mi espalda al ver su postura amenazante. —Porque si no puedes con la simple tarea de estar para ella, mejor déjale el trabajo a los hombres. —empujó mi pecho con su índice antes de empezar a retirarse.

Cerró la puerta de la habitación con cuidado luego de salir. Relajé mis hombros mientras mordía mi labio y observaba a Erika. Aún lucía el uniforme de la escuela. Con cuidado, me senté a su lado y retiré de sus manos la carta y la fotografía para ponerlas sobre la mesita de noche.

¿Qué tipo de pensamientos rondan su cabeza? Llorar hasta dormirse con esta fotografía en sus manos. Sentía angustia por siquiera imaginar el dolor que debía sentir, ignoraba si lo había aceptado o no, ignoraba qué tanto le dolía.

Ignoraba tantas cosas de Erika.

Se removió sutilmente antes de acurrucarse entre el edredón y continuar durmiendo con el ceño levemente fruncido. Una abrumadora pesadez invadió mi pecho al ver ligero dolor en sus facciones.

Mi tímido bailarín.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora