Capítulo 11

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Erika

— ¡Eres un hijo de puta!

—Si te calmas un poco…

—¡Estoy calmada! —grité a todo pulmón al celular. — ¿¡De qué clase de mierda está hecha tu cerebro!? ¿¡Cómo demonios pudiste ser capaz de decirle eso a Chris!? ¡Ethan, esas cosas son privadas!

—No lo decía para hacerte quedar mal, lo juro… —su voz se escuchaba cansina y frustrada. —Solo lo dije y ya, no hay problema ya que el muy tonto sigue colad

—Eres un idiota y, ¿sabes qué? —espeté, asqueada. —Ve y dile que te llamé para escupirte las verdades, cabrón, porque eso es lo que eres, una maldita zorra chismosa. ¡Espera a tener una novia, le diré hasta el maldito beso que tuviste con tu hermano, incestuoso de porquería! —colgué, controlando el impulso por lanzar el celular contra la pared ya que comprar uno nuevo no estaba en mis planes económicos.

—No entiendo porqué gastas saldo de esa manera. —bufó Tony. —¿De veras se besó con su hermano? —inquirió, haciendo una ligera mueca de asco.

—Con lengua y todo. —musité mientras me dejaba caer sobre el sofá en la sala de trabajadores “disfrutando” de mi descanso, cuando en realidad estaba cabreada hasta la médula por haber esperado tanto en llamar a Ethan.

—A decir verdad...

—¿Qué? —corté, malhumorada.

Tony rodó los ojos mientras servía un poco de café.

—Nunca creí que viviría para ver el día en que quisieras salir con un chico. —su sonrisa era de burla pero a la vez de confusión. —No me digas que jugarás con el muchacho… —agregó al ver mi silencio.

—No jugaré con el. —repliqué, harta de que todos pensaran lo mismo. —De acuerdo, al principio quería hacerlo, pero ahora no.

—¿Qué te hizo cambiar de parecer, si puedo preguntar? —el pensar en cómo responder su pregunta hizo que relajara mi ceño fruncido causado por el mal humor, para luego meditar mirando a la nada.

—Porque… —jugué con el humo que salía de la taza de café, tratando de encontrar las palabras adecuadas. —Pues, la verdad es que no lo sé. —farfullé ligeramente frustrada. —Tal vez sea porque… Mierda, no lo sé... Su mirada es tan fácil de leer, se sonroja con solo mirarme, tiene una sonrisa, Tony, si vieras esa jodidamente tierna sonrisa... Y ni siquiera ha mirado mis tetas, no mientras lo veo, claro. —me encogí de hombros, tratando de ocultar la estúpida sonrisa de mi rostro.

—En pocas palabras, el chiquillo te aborda con calma sin quererse meter en tus bragas. —dijo entre sutiles risas.

—Algo así. —reí por lo bajo luego de dar un sorbo al caliente café que sabia a todo menos a bueno.

—Erika… —elevé la mirada, encontrándome con el serio rostro de Tony. —Puede que el muchacho sea bueno, de acuerdo, es uno entre miles. Pero ese chico bueno se enamoró de ti. Y te conozco muy bien como para decir que no estás ni cerca de quererlo. No le des esperanzas cuando no hay ninguna.

—No sabes nada. —di otro sorbo con tranquilidad. Nadie mas que yo conocía mis sentimientos, y si bien no eran los mismos que tenia él hacia mí, no me desagradaba estar junto a el.

—¿Qué crees que suceda cuando te conozca en realidad? Claro, si llegas a permitirle semejante honor. —ironizó, repentinamente molesto. —Es un niño, Erika, ¿en serio piensas que un niño puede darte estabilidad emocional? Solo quieres estar con el para matar el tiempo, y lo sabes. Nunca podrás querer a nadie, y nadie podrá quererte plenamente por tu maldita personalidad.

Mi tímido bailarín.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora