Chris
Por primera vez en mi vida, no quería entrar a mi propio apartamento. Era como si una fuerza me gritara y lanzara advertencias mientras jugaba con las llaves en mis manos.
Desde que Erika había venido el sábado a hablar con mi madre, por la noche las cosas estuvieron súper tensas. Mi madre no estaba, y mi padre estuvo en el comedor sin soltar un vaso de alcohol. Por más que lo ataqué con preguntas, no las respondía, comprendí que no podía presionar en cuanto perdió la paciencia y me gritó. Si, mi padre, me gritó.
Muchos dirán que era algo completamente natural, los padres gritan, las madres gritan, los adolescentes gritan, pero... Ver el rostro de mi padre mientras me mandaba a callar solo por hacer una simple pregunta, es algo que sentía quedaría en mi memoria por un largo tiempo.
Introduje la llave luego de pensarlo por segundos. Apreté mis labios al sentir la soledad del apartamento. Mi padre estaba trabajando, y mi madre aún no llegaba, no contestaba su celular, ni los mensajes, y con cada segundo que pasaba sin saber de ella, sentir que me ignoraba, o que no parecía importarle darme señales de vida, dolía, ardía, quemaba.
Hice una mueca al escuchar el rugir de mi estómago. No había comido nada en todo el día, ya que mi padre no había cocinado... Puse manos a la obra para cocinar algo y no quemar el apartamento en el intento.
Sin embargo, al final terminé comiendo simple cereal con leche, luego de avisar mi llegada a mi padre.
Comía en el silencioso comedor, escuchando mis propias masticadas y el chocar de la cucharilla con el fondo del tazón. Me costaba tragar debido al nudo en mi garganta, había perdido el apetito, pero sabía que si no comía no rendiría. Ni siquiera sabía cómo había bailado en el ensayo. Comía con monotonía, autómata, por obligación más que necesidad.
¿Estaban enfadados conmigo? ¿Hice algo que les molestara? Es decir, si hubiera hecho algo malo, debían decirme, como siempre lo hacían últimamente. ¿Qué había hecho mal, como para que reaccionaran de esa manera? ¿Era... mi culpa?
El vibrar de mi celular interrumpió mis pensamientos, los cuales estaban empezando a pesar en mi cabeza con mucha mas fuerza. Sonreí desganado al ver un mensaje de Erika.
«¡Adivina quién será ascendida como gerente del bar! ¡Yo! Tony se fue a un bar de la competencia, las cosas están que arden aquí. ¡Qué emoción! 6:47pm»
Casi podía imaginarla sonriendo con diversión por ver las cosas “arder". Dejé el celular sobre la mesa y froté mi rostro, agotado. Otro mensaje resaltó en la pantalla, provocando que arrugara el ceño al ver el contenido en él.
«Sal del apartamento!! 6:49pm»
Papá. Ese era papá.
¿Por qué mi padre diría algo como aquello?
Una lluvia de mensajes de parte de Erika se hicieron ver en la pantalla. No alcancé a leerlos antes de que una llamada de su parte entrase.
—¿Erika? —froté mi rostro con cansancio. — ¿Qué pasa...? No he leído...
—¡Vete de tu apartamento! —gritó azorada, podía escuchar el sonido de las calles al fondo. —¡Vete de allí, Chris!
—¿Eh...?
—¡Carajo, Chris, sal de allí, por favor! —su voz sonaba aguda, jadeante y desesperada.
—No entiendo, Erika. —musité entre sus gritos, los cuales repetían lo mismo una y otra vez.
—¿¡Qué parte de “Vete", no entiendes!? —escuché el chirriar de unas llantas al fondo, seguida de una maldición por parte de Erika.
—¿Erika? —inquirí alarmado al escuchar un jadeo seguido de un golpe seco. —¡Erika!
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Mi tímido bailarín.
RomanceErika Hill. Soberbia, engreída, sincera, cauta, y sobre todo, complicada. Puede hacer creer a cualquiera que es callada, pero en realidad solo observa... Observa y analiza, antes de actuar y atacar. Admite ser fría, pero con grandes sentimientos cua...