Abrí la puerta trasera por la que salí. Natanael iba detrás de mi con la cabeza en alto para no seguir sangrando de la nariz. Caminé hasta donde sé que Fabio pone los utensilios de primeros auxilios. Era un cuarto solo y apartado, la música casi no se escuchaba y estaba oscuro, encendí la luz y le indiqué a Natanael un lugar para que tome asiento. Él fue directo cerca de él ring y tomó asiento en la esquina de este. Es un pequeño ring, ni siquiera entiendo porque está aquí.
Le di la espalda y fuí por las cosas. Cuando regresé lo vi en la misma posición, su rostro al cielo y sus manos atrás de su espalda apoyadas al ring recibiendo todo el peso de su cuerpo. En cuanto se percató de mi presencia bajó la cabeza.
Saqué el alcohol y algodón del botiquín, hunte el algodón con el alcohol y lo demás lo dejé en el ring. Iba a llevar el algodón a la herida cuando él me detuvo.
-¿No pensarás poner eso en mi nariz? -Dijo con cara de horror. Por más que la contuve, fue inevitable no soltar una gran carcajada.
-Eres el chico rudo que participa en carreras ilegales, golpeas sin piedad, de brazos fuertes, cuerpo definido... ¿Y le tienes miedo a un simple algodón con alcohol? -Volví a reír con ganas, ganadome una mala mirada de su parte.
-No le tengo miedo. -Bufó restándole importancia.
-Bien. -Volví a acercarme a él sabiendo que volverá a detenerme con cualquier excusa.
-Ya dejó de sangrar.
-Puede infectarse.
-De hecho...
-Natanael. -Quité sus manos del frente y lo tomé de la cabeza. Pegué el algodón en su nariz haciéndolo hacer una mueca. Estaba ahogando una carcajada.
Limpié la herida sin importarme sus gestos de dolor y molestia. Por último tomé una pequeña curita y se la puse en la pequeña cortada.
Había terminado pero no me separé. No me había dado cuanta de nuestras posiciones. Él está sentado en el ring, sus manos volvieron a descansar tras de él, sus piernas están abiertas y yo estoy en medio de ellas, muy cerca a decir verdad. Sus ojos me miraban con cautela, y yo igual a él. Volví a recordar a Fiona y fue inevitable no preguntarme mentalmente ¿Cómo el puede volver con la persona que lo mandó a la carcel? ¿Cómo pudo volver con ella después de que...
Sacudí la cabeza librando esos pensamientos y me alejé de él.
Entré todo en su lugar y lo llevé donde estaba.
-He terminado. -Dije caminando a la puerta dispuesta a irme. No entiendo porque esto me tiene que enojar. Pero es que, ¿Cómo él puede terminar con ella, luego besarme, ir los dos a la carcel por ella, luego volver con ella y por último querer besarme otra vez? ¿Por quién me toma? Abrí la puerta e iba a salir hasta que me detuvo del brazo.
-Espera, porque mejor no... -No lo dejé terminar cuando me zafé de su agarre de un tirón de mano. Ni siquiera lo quiero cerca. -¿Estás bien?
-Estoy bien. -Asentí cortante.
-¿Eres bipolar? -Se cruzó de brazos haciendo que sus músculos se marcarán aún más.
No mires, no mires, no mires.
-¿Te parece que soy alguien bipolar? -Pregunté de mala manera.
-¿No te parece obvio? Hace menos de cinco minutos estabas bien y ahora estás enojada por quien sabe qué. -Dijo también con fastidio.
-Hace menos de cinco minutos había olvidado algo. -Escupí de la misma manera.
-¿Qué habías olvidado?
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Lifes Crossed
ActionA veces pensamos que la vida es injusta... ¿Y quién soy yo para decir que no? La vida cambia en un abrir y cerrar de ojos, como el viento al abrir una puerta, o la lluvia caer... Y quién sabe, quizás como una bala ser disparada. Y mi vida cambió tan...