Narrador:
Aquella misma tarde, el chico Natanael esperaba con ansias la visita de ella, pero nunca llegó. No se cansaba en preguntar por ella y el por qué no llega, pero todos se miraban entre sí con el temor de no saber si decirle la verdad o no. Las horas pasaban y la puerta nunca se abrió dándole la bienvenida a la joven que el desea ver, todos trataban de que olvidara aquel hecho de que ella llegaría pero su fé no la abandonó, cuando todos salieron de la habitación pidió ver a su mejor amigo Zet, al pelirrojo entrar no tardó en preguntar que estaba pasando y porque ella no estaba. Su amigo algo triste y apagado le contó sobre lo sucedido, le dijo que desde lo ocurrido con él nadie mas la ha visto, algunos dicen que se fué del país, otros que no. Natanael al recibir la noticia no supo como reaccionar, un millón de pensamientos vagaron por su cabeza, estaba preocupado, ¿Y si algo le pasó? ¿y si también le lastimaron a ella?
Esas preguntas fueron respondidas cuando su amigo le pidió a su novia y hermana de la chica que le muestre aquella carta que ella le dejó. Al leerla algo dentro de él se rompió.
Los días iban pasando y el aún creía en que ella regresaría. Se recuperó del todo y dos semanas después le dieron de alta donde pudo salir de aquel hospital. Estaba vacío, la necesitaba a ella, la amaba de una manera enloquesedora, sentía que ella volvería.
Otoño, invierno, verano. El tiempo pasaba y todo seguía igual, más que la desilusión y dolor que su ausencia provocó en todos.
Ya no era el mismo chico de cuando ella estaba, poco a poco su vida estaba volviendo a la antepasada; Carreras ilegales, golpes, frialdad. Natanael se sentía dolido y con el pasar de los meses y ver su ausencia, quería odiarla más de lo que una vez lo hizo, quería arrancarla de su cabeza de una vez por todas pero eso era algo absurdo. No podía, por más que quisiera olvidarlo ella ya estaba en él.
Las chicas no tardaron en roderlo como un león rodea a su presa, querían conquistarlo como una vez lo hizo ella, Fiona, su ex novia, hacia hasta lo imposible por tenerlo una vez más y que él sea suyo, todas lo deseaban. Pero él solo deseaba a una sola mujer. Podía estar con millones de chicas pero al final veía su rostro por lo que terminaba echándolas.
¿Por qué lo hizo? ¿Por qué lo abandonó? ¿Por qué cuando él le dijo que la amaba?
Las cosas se estaban poniendo algo extraña, cada día se encontraban más muertos en lugares diferentes. La policía dice que son narcotraficantes, asesinos y fugitivos que desde hace años estaban buscando y ahora aparecen, pero sin vida. Todos se preguntaban que estaba pasando, encontraban personas amarradas en lugares abandonados, torturados y drogados. Las calles estaban desiertas, tenían miedo de salir y terminar como esas personas.
Hayle lo veía todos las noches caminar desorientado, conocía su dolor y por lo que estaba pasando. Ella annelaba tenerlo cerca y decirle cuanto lo ama, pero ahora todo era diferente, Levin no estaba solo, habían personas que la odiaban, personas malas que matan sin compasión, ella estaba segura que ese chico estaba mal de la cabeza, no podía tener cerca a nadie de aquella lista, y si lo hacía, ellos morirían. Sufría todas las noches al ver a través de una pantalla como su hermana perdía peso, no dormía lo suficiente ni comía saludable, poco a poco le fue perdiendo el amor a todo, incluso a su carrera. Zet siempre estaba ahí para ella, pero sabe que aún así siente un vacío.
Sus amigos esperaban por ella cada día, pero con el tiempo todos se rindieron, menos Carina, ella creía en que algún día volvería... O era de lo que quería convencerse. La veía todas las noches antes de ir a dormir mirar por la ventana y derramar una lágrima silenciosa.
Rocío y Michael sufrían ver como su hijo volvía atrás, pero su corazón era tan noble que nunca serían capaz de odiarla. Banessa la odiaba por hacer sufrir a su hermano, quería que todos la olvidarán pero era algo casi imposible.
ESTÁS LEYENDO
Lifes Crossed
AçãoA veces pensamos que la vida es injusta... ¿Y quién soy yo para decir que no? La vida cambia en un abrir y cerrar de ojos, como el viento al abrir una puerta, o la lluvia caer... Y quién sabe, quizás como una bala ser disparada. Y mi vida cambió tan...