Lifes Crossed

Capítulo 44.

El empresario Michael Perez acaba de fallecer esta madrugada. Hoy su familia, amigos y socios lamentan esta gran pérdida. Un gran hombre, de grandes prestigios y bienes a partido de este mundo para estar en un lugar mejor.

La empresa Pere'z pasa al señor Natanael Perez, hijo del señor Michael Perez y Rocío de Perez.

Descansa en paz, Michael.

Las palabras de aquella periodista seguía en mi cabeza dando vueltas.

Siento un nudo en mi pecho que no me deja pronunciar una palabra.

Me miro por ultima vez en el espejo de cuerpo completo de mi habitación. Ni siquiera reconozco a esa chica ahí en frente ¿hacía cuánto ya no me miraba? Pálida, más delgada, con grandes ojeras, unos que otros moretones de las veces que he dejado que me peguen en las peleas clandestina, mi cabello más largo de antes, ojos sin brillos... Una vida sin vida. Esa soy yo, la chica que no reconozco, en quien me he convertido.

«Si te presentas ante ellos, acepta las consecuencias»

Repetía en su cabeza las palabras de Levin.

Pero me había cansada de vivir bajo su voluntad, de luchar por encontrarlo y no obtener nada, de ver a los demás sufrir por mi causa y matarme cada día más. Me cansé de Levin y sus amenazas.

Arriesgate, de todos modos estamos destinados a morir.

Por una vez le encontré la lógica a esa frase. Arriesgarme. Ya no me importa nada, mi vida no me importa, estoy dañando a todos y me estoy dañando yo, todo llegará a su tiempo, mataré a Levin cuando tenga que hacerlo. No más. Ahí fuera hay personas que me necesitan, que sufren mi ausencia... Natanael me necesita, puede que ahora mismo me odie como no tengo una idea, pero sé y siento que debo estar junto a él así sea por última vez.

Tomé la pistola y la puse detrás de mi espalda, guardé el celular en los bolsillos junto a la grabadora de voz y salí de casa dirigiéndome a mi auto.

Llegué a este, al encenderlo la radio también lo hizo reproduciendo una canción.

Al llegar vi una gran cantidad de autos, frené de golpe causando que mi cuerpo tiré hacia delante, aparté las manos del volante y la llevé a mi rostro.

No sabia que hacer, en estos momentos mi cabeza es un rollo, como cuando estás en un agujero en el cual no puedes salir, estás atrapada, pero hay solo una salida, esa salida eres conciente de que te lastimará, entonces te pones a pensar si valdrá la pena luchar y salir por esa salida. 

Hay dos opciones:

O te arriesga contra la muerte, o no te arriesga y de todos modos mueres.

Bajé del auto dejando que el frío viento chocará contra mi y la larga cola de mi cabello volará en el aire, el cielo estaba nublado, indicio de que lloverá... Nada bueno para mi.

Caminé unos pasos. Ya casi no quedaba nadie y los que aún estaban ya se marchaban, me quedé parada bajo un árbol, podía ver personas llorar y algunos diciendo sus palabras. Miré cerca de la tumba, ahí, frente a ella estaba él, vestido de negro, su cabello desordenado, sus manos en sus bolsillos, sus hombros de caídos, mirando la tumba con peturva, podía saber cuando estaba contenido las ganas de algo, y ahora mismo, Natanael contiene las lágrimas.

Sentí mi pecho estrujarse y los ojos arder. A su lado está Rocío, quién luce igual o peor a él, lo abraza de los hombros y le dice algo que no puedo escuchar, al lado de Rocío hay una chica, la chica que solo he visto en fotos, Banessa, hija y hermana. Los tres se ven acabados, sin vida. Más atrás la pude ver. Haype, tomada de la mano de Zet y a su derecha Fabio. Fijé mi vista en ella, más delgada, opaca y sin vida. Carina estaba junto a Camil, Margot, Fredk y Jesse, todos acompañandolo en su dolor, hasta Jesse quién nunca se llevó bien con él.