Cuando dije que mi vida era difícil, créeme vida, no te estaba retando a hacerla peor.
Íbamos en silencio, ya casi llegábamos y ninguno dijo una palabra como se lo había pedido. Y así lo quería, que no dijera nada y solo llegar rápido para no estar en un mismo auto que él.
Mi velocidad no era la más decente, solo quería llegar rápido y dejarlo en su casa de una vez por todas.
—Ya que no puedo hablar ¿puedo poner música? —Solté un suspiro irritada al escucharlo después de tanto rato. No dije nada.
Después de eso agradecí que no dijera nada más. Hubo otro largo silencio del que volví a agradecer. Natanael puso su vista por la ventana y allí la recostó. Debe tener sueño, como ya me había dicho: estaba dormido y lo despertaron. Créanme, si supiera que para ser libre de esa esposa debía depender de Natanael, iba preferido amanecer parada bajo el estúpido árbol que desde ahora es mi enemigo.
—Sobre lo sucedido hace... —Volvió a hablar pero su palabra fue interrupidas por mi voz.
—Prometiste no hablar durante el camino. —Le recordé acelerando más la velocidad. Quiero llegar y no verlo más.
—Quiero hablar sobre lo sucedido. Se que fuí un idiota sólo quiero... ¡Joder!
Frené de golpe provocando que Natanael chocara del parabrisa y soltará una maldición agarrarando su nariz.
—Llegamos. —Dije. Quise reír pero me contuve. La verdad no queiro escucharlo ni saber nada de lo que tiene que decir, ya todo lo dejó dicho.
Natanael volvió a recostar su cuerpo en el asiento aún agarrando su nariz. Se giró con el rostro lleno de enojo dándome una mirada de «Te mataré»
—¿Te daa cuanta de lo que acabas de hacer?
—Si, estacioné el auto frente a tu casa. —Dije tranquila.
—Nunca más conducirás cuando yo este.
—Eso nunca sucederá porque nunca más te subirás a mi auto ni yo al tuyo. —Contesté cortante. —Ahora largo. —Quité el seguro para que saliese pero este no lo hizo.
—Debemos hablar.
—No debemos hablar nada Natanael, todo está dicho.
—No saldré hasta que hablemos. —Dijo seguro.
—Entonces me bajo yo. —Dicho esto bajé del auto. La puerta de Natanael se abrió y este salió apoyando la mano al auto.
—¿Y que harás?
—Irme caminando. —Dije y empecé a caminar. Natanael me tomó de la mano haciéndome retroceder. —¡No me toques, Natanael! —Grité zafandome de su agarre. Natanael me volvió a tomar pero esta vez de los hombros. Intenté zafarme pero me tenia agarrada con fuerza. —¡Que no me toques, joder!
—¡Sólo quiero hablar! —Gritó por igual. —Por favor, Hayle, escúchame ¿vale? —Susurró.
—Quiero odiarte, Natanael. —Escupí apretando los dientes ya de enojo. Abrió la boca para decir algo pero fuí más rápida y me zafé de su agarre, provocando y mi mano golpeé su rostro, por lo que aproveché y me metí al coche y salí de allí.
....
—Vamos Hayle. Perdón ¿te das cuanta que me estoy pareciendo a ti con esto de rogarte perdón? Tu eres la que siempre hace algo y luego me pides perdón. —Nuevamente la ignoré. —No puedes vivir la vida entera ignorandome.
—Si puedo. —Afirmé sin parar de caminar por el pasillo.
—Ya me hablaste, es un avance. —Sonrió moviendo la cabeza haciendo que su cabello volara. Frené frente a la puerta del aula y me giré hacia Haype.

ESTÁS LEYENDO
Lifes Crossed
AcciónA veces pensamos que la vida es injusta... ¿Y quién soy yo para decir que no? La vida cambia en un abrir y cerrar de ojos, como el viento al abrir una puerta, o la lluvia caer... Y quién sabe, quizás como una bala ser disparada. Y mi vida cambió tan...