Presente:
Durante mucho tiempo creí que tenía un vida perfecta, nada me faltaba, era Natanael Perez, lo tenía todo. Era el típico chico playboy, rico, rudo y codiciado. Me gustaba tener todo a mis pies, correr y ser el mejor, tener miles de mujeres tras de mi y vivir la típica vida del chico rico. Y así creía que lo tenía todo. Pero no saben como me equivoqué. Estaba vacío por dentro, algo me hacia falta pero nunca quise saber que era. Hasta el momento en que aquello que me hacía falta llegó a mi vida y la marcó para siempre. Desde entonces ya no soy el mismo.
No lo tenía todo, me faltaba lo más importante. Amor.
Lo único que durante estas cinco hora me mantiene más tranquilo, es el pito en una pantalla indicándome que su corazón sigue latiendo. Deben ser al rededor de las 6 de la mañana y a pesar de que mis ojos piden a gritos que descanse, simplemente no puedo separarme de ella. Todo este tiempo pensando que la había perdido y ahora que la tengo siento que no puedo alejarme.
Su rostro seguía inflamado pero ya no tanto. Pudieron retirar la bala antes de que esta lastime su pulmón. Los golpes en su rostro habían sido demasiados fuertes y habían afectado su cabeza. En sus venas encontraron una droga... una droga muy fuerte. El doctor dijo que con un poco más, su cuerpo no soportaría y ella moriría. Hicieron tantos análisis.
La dañó no sólo físicamente, sino que cuando ella despierte y se enfrente a todo lo que sucedió estará traumada, lleva cientas de cicatrices en su cuerpo que tardarían tiempo en curar y... y fue violada.
Cada vez que recuerdo ese detalle una irá que nunca había sentido florece dentro de mi. Él la había violado, había violado a la persona que más amo.
Me molesta y enfurece imaginarle a él obligando de una Hayle inofensiva, porque sé que para poder hacerle esto debió o golpearla o drogarla. De lo contrário, por mas boxeador que haya sido, ella también lo es y es lo bastante fuerte como para defenderse. Y saber eso me hace querer golpearme la cabeza contra una pared hasta quedar inconciente.
Aun es como si no lo pudiera creer. Ella está viva, todo este tiempo lo estuvo.
Llevé mi mano a su mejilla golpeada. Su nariz seguía con un aparato para poder respirar, su cuello inmovilizado, tubos por todo su cuerpo y la mayoría de el amorotonado. Odio decirlo pero se ve fatal. Parece una muñeca de porcelana, un cristal que de cualquier movimiento se rompe. Sus labios no tenían color al igual que su cara pálida. Simplemente no es para nada parecida a ella.
Quiero vivir una vida feliz junto a ella como lo tenía pensado antes de que todo suceda. Quiero verle esa hermosa sonrisa y escuchar su risa despreocupada. Sentir sus cálidos labios sobre los míos y sus brazos abrazar mi cuerpo. Ver sus ojos brillar con cada palabra que escucha de mis labios. Verla golpear el saco cuando quiera sacar su enojo. Su seguridad en el ring. Su fuerza y valentía para enfrentar a todos y todo. Quiero verla intimidar personas con su mirada y luego sentirse sastifecha.
Simplemente quiero verla de piés y ser esa misma chica de la cual me enamoré tan perdidamente.
—Lo siento, pero ya no puedes estar aquí. —Escuché la voz del doctor detrás de mi.
—Un momento más, por favor. —Pedí sin voltear a verle.
—Lo siento mucho, si por mi fuera te dejaría todo el tiempo aquí dentro. Pero se trata de la salud de ella y si alguien más sabe que te dejé pasar en estas condiciones ambos estaríamos fuera. —Explicó caminando hasta unos aparatos y revisarlo. Sabía que él tenía razón pero no quería dejarle. Tampoco podía seguir poniendo en riesgo su trabajo.
Suspiré resignado poniéndome de pies. Me acerqué al rostro de ella y allí bese su frente unos segundos.
Cerré la puerta detrás de mi y por unos segundos apoyé mi espalda en ella. Pasé las manos por mi rostro y sin poder evitarlo, mis ojos se cristalizaron, señal de que el dolor y debilidad emocional, me estaban ganando. Restregué mis ojos con el dorso de mi mano y me quedé con ellos cerrados por un momento. Escuché pasos correr desesperado pero me quedé en la misma posición.
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Lifes Crossed
AcciónA veces pensamos que la vida es injusta... ¿Y quién soy yo para decir que no? La vida cambia en un abrir y cerrar de ojos, como el viento al abrir una puerta, o la lluvia caer... Y quién sabe, quizás como una bala ser disparada. Y mi vida cambió tan...