Capítulo 14.

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Han pasado dos semanas desde que le dije todo a Haype y desde que escuché a Natanael decir que le gusto.

Eso último no me lo esperaba, quién pensaría que el gran Natanael puede llegar a gustarle alguien, y no sólo eso, si no que también rompería con Fiona. Me hubiera gustado grabar su rostro, ahora Fiona está sin Shrek.

Hace dos noches había entrado a la habitación de Haype cuando ella ya estaba dormida, le dejé un manojo de dinero en su mesita y me fuí sin hacer ruido. Lo menos que pensará es que yo lo dejé, quizás piense que es del dinero que nuestros padres habían dejado.

Llevo dos semanas sin hablar con Haype, las clases que nos toca juntas no asisto, por lo que tampoco asisto a las que me toca con Natanael. No quiero verlo. No quiero porque esto que me está pasando debe ser un error. Dije no amor, y aunque me cueste decirlo... creo que me estoy enamorando.

Dos semanas sin verlo, dos semanas sin hablarle, dos semanas donde solo huyo de todos.

Solo voy al gimnasio de boxeo a entrenar a Ralia o como se llame, y entrenar yo cuando Fabio esta en otro lugar. Si me ve puedo decir que estoy muerta.

Ya mi herida no duele, de hecho no la siento. Solo un tiempo más y podré entrenar sin estar a escondidas.

—Ya llegué. —Giré mi cabeza hacia donde la persona frente a mi.

—Llegas tarde, Raissa. —Dije levantándome del Ring. 

—Perdón, no encontraba mis guantes. Y no soy Raissa, soy Raquel. Nunca te aprenderás mi nombre.

—Como sea. —Tomé la venda y me las coloqué. Fabio no está, por lo que puedo entrenar a Raissa las dos juntas en el Ring. —Colócate los guantes y sube a ring. —La vi sonreír y buscar sus cosas.

—Me gusta entrenar contigo. —Dijo sacando las vendas. —¿Puedo hacer una pregunta?

—No.

—Por favor.

—No.

—Sólo una.

—No.

—¿Me odias?

—No... Espera.

—Pregunté si me odias.

—¿Por qué lo dices? —Terminé de poner mis guantes y me giré a ella.

—Nunca quieres hablar conmigo. Solo me entrenas y ya.

—Sólo vengo a entrenarte.

—¿Por qué eres tan fría? —Se subió al ring junto a mi.

—Dijiste que era solo una pregunta, te dije que no, de todos modos la hiciste y ahora estas haciendo otra.

—Sólo quiero saber eso. —Suplicó con ternura. Suspiro y dejé caer las manos.

—Porque así soy, y me gusta ser así. —Subí las manos y me puse en posición de pelea. —Ahora deja las preguntas y empezemos.

—A mis padres no les gusta que entrene boxeo. —Dijo cubriendo su rostro. —¿A los tuyos les...

—¡No te pregunte si le gusta o no! ¡No hables de mis padres! —Grité con furia y con las lágrimas queriendo salir. Raissa o como se llame se asustó y retrocedió a la esquina del ring.

—Yo... lo s-siento... no sa...

—Se canceló el entrenamiento de hoy. —Me tiré del ring y me fuí de ese lugar.

Fuí hasta el final del gimnasio y me posicione frente al saco. Empecé a golpearlo fuerte sacando la ira que llevo dentro.

Cada golpe que daba era un recuerdo. Mis dedos crujían pero aún así seguía golpeándolo con fuerza.

Lifes CrossedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora