Capítulo 39.

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Narrador desconocido:

Ya todo estaba listo, hoy sería el final de mi pequeña Hayle. Le advertí que lo dejara pero su amor fue más fuerte y no lo hizo.

Hayle, mi pequeña Hayle mira en lo que me convertiste, todo por nunca tomarme en cuenta y acabar conmigo. Pueden pasar años pero nunca te olvidaré aunque tú ya lo hayas hecho.

-Jefe, estamos listo. -El chico que se hace pasar por amigo de mi pequeña llegó hasta mi con bultos de armas.

-Esperamo sus ordenes señor. -Habló el más callado del grupo.

-Bien, solo iremos los seis, ya saben lo que tienen que hacer. ¿Prepararon la navaja con el veneno? -Pregunté y todos asintieron.

-Le pusimos el más letal, con una punzada y su cuerpo poco a poco estará en el más halla. -Habló el chico de cabello extraño hasta ahora no se su nombre ni me interesa. Solo sé que la odia tanto como a su estúpido novio.

-Andando. -Sonreí como solo ella hace que lo haga y tomé mi arma. -No quiero disparos, quiero que muera lentamente ¿entendido?

-Si, señor -Gritaron todos juntos.

Eres mía y nada más mía Hayle, siempre serás mía, sea a la buena o a la mala, pero hace años me rendí en hacerlo por las buena.

Y si para eso debo quitar del medio a más personas por ti, entonces habrá más muertes.

Natanael POV:

Todo pesa, tortura, duele. Pero lo que más duele no es el dolor físico aunque a de admitir que es horrible, sino, el hecho de ver a la chica que amo llorando por primera vez de esta manera.

La chica dura, fría, atada a un pasado, con marcas de el, dolida por dentro, derrotada, con secretos ocultos, de corazón de acero. No es más que una pantalla para que nadie conozca su dolor, pero a pesar de todo aquello que la describe, en el muy fondo de ella, se encuentra una chica simple, con sentimientos ocultados y el corazón mas humilde que jamás haya visto.

Ahí, frente a mi estaba ella, rogando por mi vida, derramado lágrimas que nunca había visto caer de sus ojos así. Y yo intento todo lo que puedo por mantenerme despierto. Pero eso no quiere decir que ignore el hecho de que aquellas lágrimas son por mi y eso solo significa una sola cosa.

Me sentía débil mi cuerpo poco a poco se estaba yendo, estaba seguro de que ya no daba para más, de que quizás mi vida acabe aquí dejando atrás a un futuro como empresario, una familia que me quiere y el amor de mi vida.

Cada puñalada en mi estomago, cada golpe en mi cuerpo, eso estaba acabando con mi vida. Y yo no quería irme sin antes decir aquello que desde hace días supe, decir aquello que estaba seguro que si lo dijera antes cambiaría algunas cosas. Ya no escuchaba las súplicas de Hayle, como también su rostro se va haciendo cada vez más borroso para mi.

Ahorré todo la fuerza de mi interior para poder verla a los ojos.

-T-Te... a-amo. -Apenas y pude decirlo, nunca en mi vida me había sentido tan débil como hasta ahora. Luego de confesarle aquello a la chica que amo fue como si le hubieran diagnósticado su muerte para dentro de poco. Me hubiera gustado un «También te am pero no, en vez de aquello sus ojos brillaron para luego ese brillo perder el color y derrumbarse a llorar. Quisiera estar en sus pensamientos y poder saber lo que piensa, de algo estoy seguro, algo la está torturando y no es sólo el hecho de que yo esté en esta condición.

Sus ojos se abrieron y aun derramando lágrimas empezó a impepcionar mi cuerpo en busca de algo. Cuando al parecer no encontró lo que buscaba soltó un pequeño e inaudible suspiro atascado con un sollozo.

Lifes CrossedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora