Capítulo 29.

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Si algo entendí, es que librarse de Carina y su familia es aún más difícil que ganar una pelea siendo tú un novato.

—Carina, si no me sueltas ahora mismo, date por muerta. —Amenacé una vez más.

—Ya te dije que no me amenaces. —Rodé los ojos al cielo.

—Por favor Carina. —Hablé calmadamente tomando un suspiro, pero luego volví a alterame. —¡Quita estas estúpidas esposas de mi mano y déjame ir! ¡Joder!

—No hasta que aceptes mis disculpas. —Se cruzó de brazos en el umbral de la puerta de metal.

—¿Aceptar tus disculpas? —Repetí irónicamente. —¿¡Cómo quieres que acepte tus disculpas cuando le dijiste a tus padres que fui a la carcel por asesinato!? ¿¡Te imaginas que pensarán de mi!?

—¡Pero es que no me diste tiempo a explicarles que pasó lo mismo que conmigo!

—¡Ellos me miraron como a una delincuente! —Grite.

—No es cierto. Te acaban de conocer y ya te aman.

—Solo por el puto hecho de que te saqué de la cárcel —Me moví haciendo que la esposa me doliera en la muñeca. ¿Debía ajustarla tanto?

Después de ser casi secuestrada por Carina y su familia, entramos. Jimena curó un poco mi herida pero necesito unos puntos, por lo que solo la limpió. Conocí a su padre y su pequeño hermano Ender, un niño encantador de cinco años. Sucede que después de las lágrimas de felicidad de su familia empezamos a cenar y conversar. Me agradecieron más de mil veces, sin exagerar, por ayudar a Carina en la cárcel y por sacarla. La conversación se fue poniendo tensa, fueron preguntado como nos conocimos y cosas sobre mis padres. Fué entonces cuando Carina mencionó a mis padres y dijo que fui a pricion por asesinato. Obviamente me enojé como ya saben y abandoné la mesa después de que me miracen como una desquiciada. Carina me siguió y como pudo me alcanzó, tomó mi mano de pronto y la esposó contra la puerta de metal grande ¿de dónde la sacó? No tengo idea.

Después de mis palabras se filtró un incómodo silencio. Carina me miró con arrepentimiento y como ya saben, es una Haype más.

—Carina. —La mencionada me miró atenta. —Por favor, quita la esposa de mi mano. —Bien hecho.

—¿Me perdonaste? —Pestañeó varias veces recordándome una vez más a Haype.

—Si, Carina. Te perdono, solo no lo vuelvas hacer. —Tiró un grito dando un salto en el mismo lugar.

—Sabía que no resistiría a mis encantos. —Su sonrisa me contagió y me vi sonriendo por igual.

—Sólo desposame que ya me está lastimando. —Dije ya tranquila. Carina aún sonriendo empezó a buscar en sus bolsillos pero luego su sonrisa despreció y buscaba como loca. —Carina, ¿Qué sucede...?—Y ahí fue donde caí en cuenta alterandome una vez más. —¡Maldita sea, Carina!

—Las dejé aquí, en mis bolsillos. —Continuó buscando.

Esto no puede estár pasándome.

Carina murmuraba unas que otras miérda, miérda, miérda. Que solo me hacían enfurecer más.

—¡Eres una desquiciada! —Grité

—¡Me estás poniendo nerviosa! ¡Ya callate! —Grito por igual mirando por todos lados. —Se ha perdido de la nada.

—Oh si, claro, seguro un hada madrina la tomó para hacernos una broma. —Irónice.

—¡Acabo de salir de la cárcel y creo que volveré si no te callas la boca Hayle!

Lifes CrossedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora