Capítulo 26.

16.2K 965 63
                                    

Vamos Hayle tu puedes. Solo debes encender el auto y listo. No es tan difícil, solo son personas.

Los padres del chico del que te enamoraste.

Respira, solo debes actuar normal, eran amigos de tus padres, te sacaron de la cárcel y se han comportado bien contigo.

Llevo más de dos horas después de salir de las clases, fui al gimnasio a calentar un poco, Fabio no había llegado por lo que me quedé horas esperándolo. Solo para matar el tiempo. Después de tanto pensar sentada en el ring me levanté y fuí al coche, y ahora en este tengo una media hora sin ponerlo en marcha.

Tomé un largo suspiro y encendí el auto. No soy una cobarde.

Encendí la riversa y salí del aparcamiento del gimnasio. La casa de Natanael no está tan lejos, solo unos 20 minutos y listo.

....

Sequé mis manos de los Jeans y luego toqué el timbre. Unos segundos después escuché unos tacones resonando en la cerámica. La puerta se abrió dejando ver a Rocío con esa espléndida sonrisa.

—Hayle, viniste. Pasa te estábamos esperando. —Me dió paso para que entre y eso hice. —Michael esta muy contento de volverte a ver.

Sonreí en respuesta.

Rocío me guió hasta la enorme sala donde estuve la ultima vez viendo las fotografías. La noche donde dormí con Natanael.

—Hayle. —Michael se puso de piés y me recibió con un abrazo.

—Hola. —Saludé ya libre.

—Es un gusto verte, Luz. —Mi cuerpo se estremeció con solo escuchar esa palabra. Luz. Mi padre solía llamarme Luz, decía que yo era su luz. Bajé la mirada y pestañe varias veces para apartar las lágrimas. —Lo siento. Lo olvidé. —Me tomó de los hombros. Levanté la cabeza y mostré una sonrisa.

—Es una casa muy linda. —Cambié de tema.

—Y no quieras ver el reto. Esta señora aquí es aficionada con la decoración. —Dijo Michael sonriendo y señalando a Rocío.

—Él solo exagera. —Dijo ella tomándome de los hombros y haciéndome caminar. —Cociné tu comida favorita, ya sabes porque se cual es tu favorita.

Entramos al comedor, Michael venía detrás de nosotras, en la mesa había de todo tipo de comida y postre, y entre todas está mi favorita. Mamá solía cocinarla para mi y Haype, creo que ese amor hacia la cocina lo tomé de ella.

Tomamos asientos los tres, y ahora que digo los tres. ¿Donde esta Natanael? Cuando nuestras clase acabaron él tomó su auto y salió, pensé que vendría aquí.

Empezamos a comer en silencio hasta que Michael empezó a hablar.

—¿Y qué estás estudiando, Hayle? —Tomó un pedazo de carne y lo llevó a su boca.

—Gastronomía.

—Oh, eso es genial.

—¿Y Haype?

—Medicina.

—Igual a su padre. —Sonrió.

—¿Y te gusta lo que estudias? —Está vez hablo Rocío.

—Si. —Sonreí. —Creo que heredé eso de mamá. Siempre le gustó la cocina.

—Todos los domingos hacíamos variedad de comidas para todos, ustedes aún eran muy chicas. —Sonrió como si estuviera recordando esos tiempos. Luego se giró hacia su esposo. —Recuerdas cuando Hayle quería comer carne pero era muy pequeña para hacerlo, Mayque la tomó en sus brazos y le dijo que las niñas no pueden comer carne porque luego se pondrán fea. Hayle dijo que no comerá carne. —Soltó una risita.

Lifes CrossedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora