Capítulo 31.

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Iba entrando al gimnasio cuando sentí mi celular sonar en el bolsillo trasero del jeans. Lo saqué acomodando el bolso en mi hombro.

*Llamada de número desconocido*

Por alguna razón, todo mi cuerpo se tensó. Tardé varios segundos en descolgar la llamada y llevar el apaeato a mi oído.

–Hayle, Hayle. –Al escuchar aquella voz supe de inmediato que era una voz a computadora.

–¿Qué es lo qué quieres de mi? –Inquiero apretando el aparato con mis manos.

–¿Qué quiero de ti? -Una risa se escucho al otro lado. –De ti quiero todo.

-¿Por qué?

-Porque me lo debes. Me debes todo Hayle. Me hiciste la vida un asco cuando yo aun era inocente. -Me quedé pensando en sus palabras y por mas que lo piense no entiendo a que se refiere.

-¿Quién eres?

-Tu peor pesadilla.

-Eres un cobarde. –Sisee con la mandibula tensa.

-Soy la persona que acabará con tu vida y con todos los que se interpongan en nuestro camino. Harás lo que yo diga. Estás en mis manos, Hayle. –Y con esas palabras escalofriantes, colgó la llamada dejándome aún más confundida que antes.

Me hiciste la vida un asco cuando yo aun era inocente.

Sacudí la cabeza luego de tomar un suspiro entrecortado y continué caminando dentro del gimnasio.

Fuí hasta donde Fabio donde siempre nos encontramos para empezar con los entrenamientos. Lo vi hablar con una persona que no puedo ver ya que su espalda me lo impide.

-Mañana es la pelea. Hay que estar preparado. Y tengo fé en que lo estás.

-Aquí estoy. -Avise ya cerca de él. Fabio se dió la vuelta y sonrió de manera exagerada.

-Aquí está mi campeona. –Me toma de los hombros. –Jesse, te presento a mi mejor luchadora. –Al decir aquello quise creer que no era quién imaginaba.

Sale detrás de Fabio y con una sonrisa en su rostro levantó su barbilla.

-Boxeadora. -Saluda.

-¿Qué haces aquí? –No divague, cruzo mis brazos y le miro con atención.

-¿Se conocen? –Preguntó Fabio con el ceño fruncido. -Digo, es obvio que ya se conocen, ambos son muy reconocidos.

-Si, de hecho, Valentin y yo compartimos la misma clase. -Dijo este aún mirándome.

–Hayle. Me llamo Hayle. –Gruño.

–Mejor te diré preciosa. –Responde con un guiño de ojo.

-Si no quieres que te metas el...

–Me alegra que se conozcan y se lleven bien. -Intervinó Fabio. Le miré como si estuviese loco. –Saben ustedes que son diez elegidos para la pelea mortal ¿cierto? –Jesse y yo asentimos. –Saben que ambos están en la pelea. -En eso no asentí porque es obvio que no sabia que él estaba. -Mañana es el gran día y hay que estar preparados. Son mis mejores boxeadores. Gracias al cielo los tengo en géneros diferentes. -Eso último lo susurró.

–Si es tu mejor boxeador ¿por qué nunca lo había visto aquí? -Pregunté.

-Estaba de viaje por una pelea, preciosa. -Repondio Jesse aunque no hable con él.

-Hable con Fabio. -Le dije.

-Ya dejen los pleitos, parecen parejas.

-No somos pareja. -Dijimos ambos a unísono. Fabio nos miró con cara divertida y luego señaló el ring.

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