Bar

3.5K 596 219
                                    

Lo meditó con el espejo mientras debatía si llevar lentes de sol o no. Se vería bastante estúpido a las diez de la noche con unos lentes para una inexistente radiación solar, pero nadie negaba que se le vieran fantásticos. Aunque eso era lo de menos, debía volver a la problemática principal, ¿qué haría cuando llegara al bar y estuviese obligado a mantener apariencias con Sehun durante toda la noche?

—Miau —Asfalto se restregó en su pierna derecha dando círculos alrededor de esta.

Dejó los lentes en la cama, aún sin deshacerse del cariño de su mascota que comenzaba a ronronear.

No tenía nervios, Kim Junmyeon no los tenía desde la secundaria o al menos lograba esconderlos fácilmente, lo único que lo inquietaba era intentar mantener una conversación con una persona a la cual solo había oído decir menos de diez palabras.

Tomó las llaves de su Ferrari 458 Spider, toda persona multimillonaria debía tener un auto de esta renombrada marca del típico rojo que siempre reluce o bien de día o de noche y el coreano le había agregado algo de su estilo al comprar el modelo con la accesibilidad de techo convertible automático y puertas que al abrirse toman una trayectoria vertical. El estereotipo del chico rico con este tipo de vehículo no había salido de la nada.

Acarició la cabeza de su gato antes de salir por la puerta mirando un poco más la pantalla de su celular. El último mensaje que le había llegado fue de Chanyeol, quien le había dicho que era imposible que lo acompañase durante esa noche porque tenía que cenar con Baekhyun, qué amigos tenía. Y por más triste que pudiese verse, solo tenía ese mensaje en la página principal de la aplicación.

Bajó por el ascensor hasta el estacionamiento, saludando al recepcionista y luego al portero con un ligero movimiento de cabeza. Presionó uno de los botones correspondientes a su transporte para desactivar los seguros.

Manejó intentando enumerar las cosas por las que iba a presumir durante la noche, por supuesto no dejaba de prestar atención al camino. Estaba muy cansado, así que también debía permanecer atento hacia dónde manejaba para no estrellarse contra un farol de luz, esa semana había sido demasiado ajetreada.

Ni bien llegó al bar se estacionó al frente de este, saliendo del vehículo y atrapando algunas miradas tanto de chicas como chicos. Algunas personas hasta debatían en si acercarse o no al deslumbrante hombre que caminaba en la acera. No les prestó atención, lo que notaba en realidad era un Lamborghini de color azul eléctrico que también estaba estacionado afuera del local, seguro Sehunnie ya había llegado.
No se le hizo difícil deducir en qué mesa se hallaba el esposo de Chorong, las mujeres en tacos altos y con maquillaje caro podían inclusive haberlo guiado.

—Sehun —llamó su atención, pues tenía la vista clavada en la pantalla de su celular.

—Ah, hola —saludó con su característica frase levantándose y estrechándole la mano.

El que dos chicos así de atractivos se saludasen en medio de un bar luego de estacionar sus autos carísimos al frente del local era un hecho colosal, parecía haber alborotado a las masas solteras.

Tomaron asiento en la mesa en la que el alto había aguardado durante unos minutos. Se quedaron en absoluto silencio. Fueron exactamente siete minutos sin decir palabra alguna, observando cómo algunos jóvenes pasaban a observarlos de manera no tan disimulada y cómo algunas señoritas caminaban de manera exagerada a su alrededor para dar a relucir sus atributos, pero nada funcionaba para siquiera sacar un tema de conversación.

Y a falta de palabras; alcohol.

Cuando el mesero llegó Junmyeon ordenó un par de cervezas, a lo que el contrario solo asintió de manera pronunciada.

Injurias conyugalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora