Frío

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- Entonces, Oppa, cuéntame cómo has estado.

Junmyeon observaba a Chorong con una sonrisa demasiado fingida, casi colocada a la fuerza, engrapándole la comisura de los labios a las mejillas para que se formara una curva que simulara el gesto alegre.

- Muy bien, Chorong – habló entre dientes.

- ¡Pero dame detalles! Vamos, sé que puedes – le sonrió.

El coreano no deseaba ver a esa bruja. Luego de lo sucedido con YiFan y Yixing si bien había perdonado al menor los recuerdos de varias etapas complicadas de su vida quedaron frescos y entre ellos los de la secundaria. No es que quisiera darle vueltas o que estuviese obsesionado con ese momento, simplemente que luego de tener expuestos tanto tiempo sus sentimientos lo recordó más de lo que debió. Además que había interrumpido la hora de su cita con el pelinegro, sobre todo eso.

- Junmyeon estuvo muy ocupado en el trabajo esta semana, no creo que haya mucho que contar – se apresuró en decir el chino.

- ¿Entonces no han pasado tiempo juntos, Yixing-ah? ¿Acaso descuidaste a mi Oppa?

Definitivamente recibir a Chorong y su marido, que en realidad era nulo, era lo peor que podía hacer cualquiera. Aunque realmente no los habían recibido, había llegado de improviso cuando Junmyeon y Yixing estaban a punto de salir a cenar juntos ya que el castaño tenía el día libre. El día se obscureció, el eje de la tierra se rompió y Chorong apareció frente a su puerta con una sonrisa escalofriante junto a una pared. Ah, no, se trataba de Sehun.

- ¿Y-Y por qué no viniste en Halloween, Sehun? – preguntó intentando que la coreana cerrara el pico.

- Mi Sehunnie tuvo mucho trabajo ese día – se cruzó de brazos.

- Ah, sí.

El nombrado siguió viendo su celular, tecleando con rapidez y volviendo a desconectarse del mundo real.

- ¡Cierto, Yixing-ah! Justo ayer llegó una prima mía de Estados Unidos porque está embarazada, así que me llegó una duda a la mente – miró sus largas uñas pintadas con esmalte morado - ¿Ustedes planean tener familia? – preguntó sonriendo, en otro contexto el gesto hubiese parecido malévolo.

Al castaño esa pregunta le vino de golpe, mirando de lado por unos segundos.

- No lo habíamos pensado – indicó en medio de una risa algo nerviosa.

- ¿Y tú con Sehun? – cuestionó desviando la pregunta para no crear extraños ambientes innecesarios, ya tenía un sonrojo ligero en las mejillas.

- Estamos esperando el momento adecuado, no nos apresuraremos – explicó casi como si hubiera esperado que se lo preguntaran -. Al menos lo tenemos en los planes.

Ciertamente había sido un error no inventar la muerte de su madre para evitar que esa disque mujer pisara su apartamento, porque sus palabras le martillaban el cerebro.

Suerte para él que el chino no tardó en ahuyentarla con un Junmyeon, ¿a qué hora dijo Jongdae que llegaría para cenar? Su sonrisa se esfumó y no tardó en largarse junto a su esposo lo más rápido posible de ese distrito, no sin antes intentar agendarlos para las fechas festivas en diciembre, un muy atinado Jongdae vendrá fue suficiente para que no insistiera más.

- Al fin hallamos el truco para que no esté aquí tanto tiempo – suspiró el castaño mientras recogía unos vasos de la mesita de centro.

- Jongdae es un héroe sin capa – se rio por lo bajo, siendo seguido por el restante segundos después.

Injurias conyugalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora