Trabajo

3.8K 570 245
                                    

Junmyeon volvió a chocar su frente contra la superficie de su inmenso escritorio por onceava vez, cerrando los ojos e intentando concentrarse en el trabajo que ya había terminado de hacer.

Unos toques en la puerta lo interrumpieron antes de que estrellase su cabeza por doceava vez en aquel minuto.

- Pase – habló con la voz neutral.

La cabeza de una de sus secretarias se asomó para observar qué sucedía en el interior de la oficina, por su expresión parecía preocupada o tal vez atemorizada.

- Jefe Kim, ¿s-se encuentra bien? – preguntó temblando, definitivamente estaba asustada.

- ¡De lo mejor, señorita Lee! – exclamó fingiendo euforia, volviendo a estrellar su cabeza en la mesa.

- ¡Jefe Kim! ¡Deténgase!

Con velocidad a pesar de llevar tacones inmensos en los pies, la joven se acercó a detener a su superior, tomándolo con timidez por los hombros.

- ¡Señorita, Susan Lee! – gritó molesto - ¡¿Alguien le dijo que me tocara?!

- E-Es que yo solo---

- ¡Está despedida! ¡Lárguese de este edificio ahora mismo!

La muchacha salió de la habitación llorando junto al sonido del eco que provocaban sus tacones al correr. Y a pesar de haber perdido probablemente el mejor trabajo de su vida, cerró la puerta con la misma delicadeza con la que se le había exigido el primer día de trabajo. Aun si el diablo ya te tiene en el infierno no vale la pena seguir provocándolo.

Resopló cuando el último murmullo del llanto de aquella mujer se hubo desvanecido, volviendo a tomar asiento.

Iba a volver a golpearse la frente en el escritorio, sin embargo halló una solución que no le causaría un daño físico o un recorte de personal repentino. Presionó algunas zonas de la pantalla táctil de su ordenador, para luego ubicarse frente a este y esperar.

- ¡Hola, Junmyeon! ¿Qué sucede? ¿No sabes cómo decir "por favor"?

- Tus chistes ni al caso, Chanyeol – atajó.

- Eres un aguafiestas.

Rió ligeramente, observando como su amigo también lo hacía.

- Dame un segundo para colocarte en la pantalla grande – indicó.

- De acuerdo – asintió levantando unos palillos frente a la cámara y siguiendo con su comida.

Así como lo indicó, el coreano colocó la video-llamada con su amigo en la pantalla inmensa que tenía frente a su escritorio, trasladándose a la zona en la que tenía unos muebles y sentándose en el más próximo al monitor.

- ¿Ya es hora de la comida? – preguntó extrañado.

- ¡Por supuesto! Ya son las tres de la tarde, ¿en dónde vives, Junmyeon?

Era Baekhyun quien apareció esta vez en la conferencia por video, agitando sus palillos color celeste frente a la cámara e inflando sus mejillas.

- ¿Cómo es que ustedes siempre vienen de a dos? – cuestionó cruzándose de brazos.

- Es una oferta; no puedes rechazarla – indicó el más alto recibiendo apoyo del chico a su lado.

- Puedo simplemente no comprarla – tachó la idea.

Injurias conyugalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora