Desastre

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- ¡Oye, Sehun! ¡Mira quién está llegando!

El nombrado giró a en dirección a donde su amigo le indicó, sonriendo en cuanto vio a esa mujer pasando con el cabello café ondeando en el aire y esos jeans que le quedaban demasiado bien.

- Hola, Chorong – saludó haciendo un gesto con la diestra.

La nombrada se acercó dando pequeños saltitos, sonriendo y dándole un pequeño beso en los labios como saludo recién adoptado.

- Hola, Sehun – ladeó la cabeza - ¿Siguen haciendo alboroto? – preguntó riendo.

- Sí, aún siguen emocionados con que estemos juntos.

Le tomó la mano con cuidado, acariciándola con la yema de su dedo pulgar y sonriéndole a la universitaria con quien llevaba un mes como pareja formal luego de tantos coqueteos.

- ¿Por qué no lo estarían? Eres muy guapo, joven Oh – le empujó con suavidad el hombro derecho.

- Y usted muy simpática, señorita Park – la atrajo por ambas manos.

- ¡Biuuuuu! ¡Pero miren a esa pareja!

- ¡Ya cállate, Tao! – gritó divertido antes de besar a la chica de la que estaba enamorado.

Oh, sí, la vida en la universidad era tan simple.

Sehun y Chorong habían empezado a salir cuando la atracción y compatibilidad entre ambos llegó a un punto en que fue innegable, fue un acuerdo mutuo entre coqueteos que terminó en un salgamos esta vez como pareja. Ambos eran felices, nada ni nadie podía separarlos.

Pasaron la universidad saliendo, todo muy regular ya que vivían dentro de su burbuja de populares que siempre se carcajean y bromean en medio de los pasillos de su facultad, todo muy despreocupado. No fueron hasta cinco ciclos antes de acabar la carrera que Chorong y Sehun se mudaron juntos con veintidós años, todo se iría en picada luego de eso.

- Buenos días, Chorong – bostezó el pelinegro despertando.

Sin embargo no encontró a su pareja en la cama de gran tamaño que se habían comprado.

- ¿Chorong?

Se levantó somnoliento buscando a la mujer con la que vivía, recorriendo el apartamento hasta hallarla en el baño.

- Mi amor, ¿qué haces despierta? Son las cinco y debemos estar en la universidad a las ocho aún – dijo apoyándose en el marco de la puerta.

- Tengo que alistarme, Sehun – indicó abriendo un frasco de crema para empezar a colocárselo en el rostro.

- Pero al menos puedes quedarte en la cama y abrazarme un rato más – hizo un puchero.

Con el paso regular se acercó a la coreana, rodeándola con sus brazos por detrás y respirando tranquilo.

- ¡Por favor, Sehun!

Lo apartó con un empujón algo brusco, siguiendo con la labor de maquillarse para asistir a la universidad.

- Solo tenías que decir que me fuese – susurró con algo de molestia.

La mujer rodó los ojos y dejó el envase de maquillaje a un lado del lavadero, caminando tras su pareja y tomándolo del brazo, haciendo que este se girara para que la viese.

- Lo siento, ¿de acuerdo? – se encogió de hombros – Creo que me alteré, pero sabes que debo seguir una rutina – indicó.

- Está bien – asintió con la cabeza.

Injurias conyugalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora