Extra #4: Sueños

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­Antes de la boda todo parecía haber sido un caos: el banquete se había retrasado, las flores no habían llegado y los fotógrafos no sabían dónde ubicarse a pesar de que Yixing les había dado más de mil indicaciones a lo largo de los meses de ardua preparación.

El pobre había estado caminando de un lado a otro por la habitación que le correspondía antes de la ceremonia, desordenándose el cabello y marcando como desquiciado número tras número, coordinando los horarios que, se suponía, el personal debió aprenderse hace muchísimo tiempo atrás.

—Tranquilízate, Yixing, todo saldrá bien. —Baekhyun le frotó el hombro.

—Pe-pero quiero que todo salga perfecto —tartamudeó.

Maldición, tenía los ojos llorosos, estaba estresándose y desesperándose con facilidad, quería que todo estuviese de maravilla ese día, no podía salirse nada de lugar.

—A Junmyeon no le interesará que algunas flores falten o que un par de meseros no estén, él te querrá ver a ti, aceptándolo para el resto de sus vidas —explicó Minseok—, y creo que espera que tú sientas lo mismo.

Y sí lo hacía, porque cuando las puertas hacia el altar se abrieron y caminó junto a su padre por ese largo pasillo ni siquiera notó que un par de arreglos florales faltaban; el hombre al final del recorrido con una sonrisa nerviosa era lo único que le interesaba.

—¿De verdad estabas tan nervioso? —preguntó el coreano.

—Quería que todo saliese bien —admitió avergonzado—, porque la boda de Kim Junmyeon y Zhang Yixing debía ser perfecta. —Sonrió ladeando la cabeza.

—Ahora es Kim Yixing, eh. —Enarcó una ceja dejando un pequeño beso en sus labios.

—¿Y tú crees que me voy a olvidar?

Le tomó la mano sonriéndole con calidez, haciendo que este devolviese el gesto inconscientemente.

—¡Ahí están!

Ese era Luhan caminando apresurado hacia ellos, tirando de su esposo que sonreía con ligereza. No tardaron en atravesar el salón donde las mesas y pista de baile se repartían equitativamente.

—Felicidades, chicos —habló Sehun—. Lo lograron.

Ambos asintieron con la cabeza.

—Creo que alguien se puso muy sensible cuando empezaron los votos. —Señaló el coreano mirando de reojo a la pareja del más alto.

—¡Pero es que fueron hermosos! —Luhan se sorbió la nariz.

Conversaron un poco más antes de que fuesen de vuelta a su mesa, de cualquier modo varias personas se acercaban a los recién casados a manifestar sus buenos deseos y no querían ser un estorbo.

Los padres de Yixing abrazaron conmovidos a su esposo, agradeciéndole todo lo que había hecho por la familia y por su hijo, que tenían su amor incondicional y esperaban que cuidara bien del pelinegro, comentario que Junmyeon respondió en un perfecto chino: «Hasta el último de mis días, señores Zhang».

Las palabras de los progenitores del castaño fueron más concisas y menos emotivas. A Junmyeon realmente no le molestó, de cualquier modo no estaban tratando mal a su esposo, así que le agradeció a sus padres el haber asistido antes de que su madre le diese un beso en la mejilla y le informara que debían ir a trabajar, agradecían la invitación, pero tenían una agenda ocupada.

—Junmyeon-sumbae, ¿quieres que hablemos al respecto?

Yixing lo había ayudado mucho cuando se trataba de la ausencia de sus padres, pues habían hablado de eso bastante. Nunca estaba de más que lo apoyara.

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⏰ Última actualización: Oct 30, 2018 ⏰

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