Ajetreo

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¿Otra gran fecha festiva en diciembre? Fin de año.
Esos 365 días donde pudiste hacer o no las cosas bien parecen resetearse a la medianoche, un nuevo año empiezo y es un incentivo para hacer las cosas mejor.

Cuando Yixing pasaba fin de año a sus quince años, en China, lo hacía limpiando la casa. Por costumbre el nuevo año debía ser recibido con un ambiente libre de energías negativas acumuladas en el transcurso del año pasado. Luego de ello preparaba la última cena del año junto a su mamá, quien le gritaba un poco gracias a la presión y nervios acumulados, sin embargo cuando el reloj marcaba las doce ya todo estaba solucionado y la familia Zhang observaba los fuegos artificiales desde su puerta junto a varios vecinos que también disfrutaban del espectáculo en el cielo.

En la casa de los Kim era distinto, no solo porque esta se ubicaba en Corea del Sur, sino que el último día del año transcurría en silencio. La cena era ceremonial, reflexionaban un poco acerca de sus decisiones y luego sonreían para la foto que luego iría a un álbum familiar de título empalagoso que terminaría por empolvarse en una gaveta bajo el televisor grande de la sala. El resto de la víspera del siguiente año Junmyeon se la pasaba al teléfono con Chanyeol y Baekhyun, haciendo un recuento de las tonterías que ese par hizo durante el año.

Sin embargo en ninguno de los casos anteriores había semejanza con este año.

Las secretarias corrían de un lado a otro llevando consigo carpetas repletas de documentos. Corrían a pesar de llevar tacones puestos e incluso si ya estaban exhaustas no se detenían a descansar los pies, ni siquiera el cabello se les desordenaba.

- Esto es una locura – murmuró para sí mismo el pelinegro, observando el panorama del piso que le correspondía al CEO de la compañía.

- Y que lo digas – el coreano lo había escuchado a pesar del ajetreo fuera de su oficina -. Es así todos los años, aunque por supuesto, con un menor rango en la compañía te puedes ir más temprano.

El chino parpadeó repetidas veces antes de cerrar la puerta y lograr así opacar un poco el ruido de afuera.

- ¿A qué hora te marchabas antes con el puesto de socio, Junmyeon-sumbae? – preguntó ocultando que estaba un poco angustiado.

- A las diez – respondió sin apartar la vista del computador.

- ¿¡De la noche!? – frunció el ceño.

Junmyeon asintió con la cabeza casi de forma mecánica a la par que tecleaba a una velocidad impresionante.

- ¿Y Mi cuando estaba a la cabeza?

Hizo temeroso la pregunta, jugando con sus dedos.

- Él recibía el nuevo año con su personal de trabajo – indicó mientras buscaba algunos documentos en una de sus gavetas.

Tragó saliva ahora por completo angustiado. No es que tuviese familia que lo esperara en casa, ni siquiera tenía casa en ese país, pero hubiese deseado mucho pasar la cuenta regresiva a solas con el castaño, tal vez brindar con él o cualquier otra actividad cursi que se le ocurriera en el camino. También le preocupaba lo cansado que podría estar el mayor, que era totalmente acertado, no había tenido respiro alguno del trabajo.

El coreano notó el gesto intranquilo del contrario, podía leer sus pensamientos en sus ojos que estaban clavados en el suelo. Pensó que tal vez no debió acceder a que viniese, Yixing se había ofrecido, pero quizás lo más atinado no era tenerlo en tal ambiente de estrés total.

- Aunque, Mi siempre era algo disperso con la organización a final de año – inició hablando, cerrando el cajón en el que hace unos momentos rebuscaba -. Siempre hay un incremento de trabajo a final de año que no podemos evitar, pero Zhoumi también se distraía mucho repartiendo chocolate caliente a todo el edificio que olvidaba sus labores.

Injurias conyugalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora