Mercado

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- ¿Con esto me casé?

Junmyeon observaba con detenimiento la manera en que su nuevo compañero de apartamento engullía un trozo de pan con mantequilla derretida acompañada de un huevo frito. Simplemente una fuente total de grasa.

- ¿Qufé?

- Eres un salvaje.

- Nfo mfe impofrta.

Con el poco dinero que el menor había tenido no se permitía siquiera un antojo entre comidas, luego necesitaría ese dinero para algo más importante. Su estómago había sufrido por varias temporadas y por ello su peso ahora era bastante liviano ¿Dieta? Eso no funciona, la pobreza sí. Ahora no importaba si un par de panes desaparecían de la cocina del mayor, tal vez ni se diera cuenta con los demás que esta contenía, solo quería volver a comer a las cuatro de la tarde, luego del almuerzo, como antes acostumbraba.

Tragó el gran bocado con cierta dificultad, sintiendo como su estómago completaba el vacío que restaba.

- Así te acabarás mi despensa entera.

- ¡No es cierto! – exclamó alzando su bocado en el aire y agitándolo.

- Pues la verdad es que me estoy quedando sin abarrotes, así que tendré que comprar más.

El pelinegro se levantó de golpe, colocándose frente al contrario.

- Yo te acompaño.

El coreano alzó las cejas sorprendido, casi observando como Yixing movía su cola y alzaba las orejas emocionado como si de un pequeño cachorro se tratase.

- ¿A dónde?

- A comprar comida, me gusta mucho ir de compras – sonrió saltando.

- Yo no dije que iría.

- Pero---

- Las empleadas se encargan de eso.

- ¿Empleadas?

- Cierto... ellas no lo hacen.

- ¿Cuáles empleadas?

- Bueno, entonces vamos.

- ¡Pero! ¿Cuáles empleadas?

La pregunta del chino no fue contestada, Junmyeon simplemente no empujó con su brazo para que se cambiase. No permitiría que lo viesen con un chico que llevase puesto un polo con la marca de una reconocida línea de comida rápida.

Yixing volvió más arreglado luego de unos minutos, con zapatillas, pantalón y camisa presentables, uno de los conjuntos que le había comprado el mayor para las reuniones con ChoRong, también podrían servir en esa ocasión.

- ¡Vamos al mercado! – exclamó sonriente.

- ¿Mercado? Querrás decir supermercado.

- Ehm, vamos al mercado, ¿no?

- No entiendo.

El chino aguantó una risa.

- El mercado es un lugar donde se compran insumos para el hogar, lo sabes, ¿no?

- Pero para eso está el supermercado.

- Pero podemos ir al mercado.

- No entiendo tu lógica.

Luego de un rato en que el pelinegro intentaba convencer al contrario de ir al lugar de compras de una persona de la clase media, este accedió algo confundido, pero únicamente por la curiosidad de conocer ese lugar que mencionaba Yixing. No podía ser tan malo.

Injurias conyugalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora