Madrugada

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¿Cuándo creen que es el momento más vulnerable de una persona? Hablando de horas, por supuesto.

Se dice mucho que durante la madrugada es el momento en que no procesamos las cosas, el cerebro lo tenemos tan agotado por las actividades durante el día que ya no tenemos un filtro y al conversar con alguien somos estúpidamente sinceros. La mejor hora para conocer a una persona no es por la tarde en un café, sino por la madrugada con pantuflas.

- ¿Qué haces despierto, Yixing? – preguntó el coreano desde el marco de la cocina.

- J-Junmyeon-sumbae – se sobresaltó.

El pelinegro había ido por agua y además estaba estirando su espalda ya que dormir en el sofá le hacía doler esa parte del cuerpo. El muy estúpido había olvidado que era un sofá-cama y solo a las tres de la mañana, ese momento, despertó al recordarlo. Por su parte el coreano salía de su estudio para tomar un café, el trabajo no lo dejaba dormir.

- M-Me acabo de despertar – indicó mientras servía un poco de agua en un vaso.

- ¿Por qué? Aún no es hora de que lo hagas – frunció el ceño al mismo tiempo que él se servía la bebida con cafeína.

- El dolor en la espalda fue que me hizo despertar – admitió avergonzado.

Suspiró negando con la cabeza, tomando su taza.

- ¿No sabes abrir el sofá para que sea una cama? – ironizó, la primera vez en tanto tiempo.

- No lo recordé – se rascó la nuca.

- Ven.

Abrió los ojos a pesar del sueño, el coreano le estaba hablando mucho más que antes. Se apresuró en seguir su paso y no dejar que se arrepintiera de nada. Él por su parte colocó bien el mueble que él había comprado para cuando Baekhyun y Chanyeol llegasen de improviso y no tuviesen dónde quedarse.

- Por favor, duerme, te saldrán más ojeras – señaló.

A pesar de que esa frase no fue pronunciada con un tono dulce y tierno se sintió mucho más feliz que en toda la semana, podría lanzarla a abrazar al coreano, pero no quería asustarlo.

- ¿Y tú, Junmyeon-sumbae? – se mostró preocupado.

- Tengo trabajo pendiente – explicó mientras se encogía de hombros.

- ¿Pero no vas a dormir?

- No, tengo que seguir.

En cuanto se giró quiso tomarle la mano, detenerlo e implorarle que se quedara con él un poco más, que se diera una siesta de cinco minutos y esperara a que se durmiera entre sus brazos, porque de pronto dormir abrazando cojines era terrible, tenía el sueño interrumpido y sin mencionar la incomodidad junto al frío.

- Aunque...

Dio un pequeño saltito cuando se volteó de pronto, apartó su brazo estirado, disimulándolo con dificultad. El castaño por su parte se sentó al borde de la ahora cama, dejando su taza en la mesita de centro que había en la sala. Dejó sus hombros caer, bostezando y pasando sus manos por su rostro.

- Cuéntame algo para que no me duerma, por favor, Yixing – pidió mientras lo observaba cansado.

Sonrió un poco, Junmyeon le estaba permitiendo más interacción.

- ¿Sobre qué? – preguntó pensando en algo lo suficientemente atinado para ese momento.

- Lo que sea – se encogió de hombros mientras se frotaba los párpados.

Se quedó en silencio, apresurándose en decir lo primero que se le ocurriera. Bajo presión tendían a olvidársele todo.

- ¡Yo!--- – exclamó cuando recordó algo – Yo tenía un pececito dorado de pequeño – habló apresurado y con voz suficientemente alta para que el contrario lo escuchara -. Recuerdo que mi vecino, que era mi amigo en ese entonces, le pusimos Sushi y se murió cuando lo sacamos de su tanque para llevarlo al parque.

Injurias conyugalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora