Compensación

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Palmeó aún somnoliento el lado izquierdo de la cama, notando incluso con los sentidos adormecidos que la presencia del coreano hacía falta. Se incorporó sobre el colchón, acomodando su cabello para poder tener un mejor panorama y así empezar a buscar con la mirada al mayor.

Salió de entre las colchas, tanteando los objetos a su alrededor ya que su cerebro adormecido solo estaba acostumbrado al departamento, no a las dimensiones de la habitación de hotel.

- ¿Junmyeon-sumbae?

El nombrado estaba en el comedor, porque el cuarto de hotel era tan lujoso que tenía uno, tecleando con velocidad junto a una taza con café al costado de la laptop que usaba.

- Yixing, ve a dormir.

Se levantó y caminó hasta donde el menor se hallaba, pellizcándole las mejillas a la vez que sonreía al notar que el contraría tenía la palabra sueño escrita en la frente.

- ¿Qué haces despierto? – preguntó recuperando la conciencia de lo que había a su alrededor.

- Tenía que enviar unos correos y terminar de coordinar los vuelos de mañana – explicó frotándose el cuello.

- ¿Qué hora es? – preguntó pasando sus manos por sus párpados.

- Las once y media – dijo mirando la pantalla de su celular -, será mejor que vayas a dormir.

- Es temprano, puedo acompañarte un rato, Junmyeon-sumbae – hizo un gesto suplicante.

- De acuerdo – se rindió sonriendo.

Fue hasta las sillas del comedor, sentándose en la más próxima al castaño y subiendo sus piernas para no sentir el frío del suelo.

- ¿Estás descalzo? – preguntó enarcando una ceja.

- Ehm, no – ocultó sus pies desnudos.

- Te va a dar un resfriado – se rio.

- Durante los viajes no deben haber preocupaciones – sonrió intentando sonar convincente.

- Cuando estés enfermo no reirás – negó con la cabeza.

- Aish, Junmyeon-sumbae – le golpeó con ligereza el hombro.

El nombrado estuvo a punto de enviarlo a que se colocara calcetines o algo en los pies pero su celular sonó antes, irrumpiendo en su oración sin pronunciar.

Tomó el aparato, observando la pantalla que acababa de encenderse por la notificación de un mensaje. Abrió los ojos bastante, soltando una bocanada de aire bastante molesto.

- ¿Qué sucede, Junmyeon-sumbae? – preguntó.

Tal vez no debió observar el aparato ajeno, así quizás se hubiese ahorrado el amargor en el paladar o los celos sin sentido que se le acumulaban en los ojos y le quemaban.

Un mensaje de Chorong, un ¿sigues despierto, Oppa? Eso fue lo peor, era tarde y no había necesidad de que mensajeara a Junmyeon. Lo enojaba, lo hacía sentir incómodo. Peor fue el está muy callado, ¿no tienes compañía, Oppa?

- ¿Por qué tendría que hablarte a esta hora? – escupió molesto - ¿No es suficiente con aparecerse en cada lugar al que vamos? – frunció el ceño.

- Déjala, está loca – apagó la pantalla de su teléfono.

Pero la molestia seguía allí y Junmyeon no podía evitar sentirlo.

Injurias conyugalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora