Refrigerador

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Chanyeol cerró la puerta por su tras, saludando con la mano izquierda al dueño. Baekhyun, quien llegaba con él también repitió el gesto, pero con la mano contrario ya que con la surda sostenía unas bolsas de compras.

- ¡Sorpresa!

- ¿No te acabo de hacer pasar?

- Igual, aprecia que te trajimos comida.

El más bajito avanzó hasta la cocina, depositando en la isla las compras que había hecho con el menor antes de llegar.

- Pensamos que como a ti te encanta salir podíamos traerte los insumos para la semana – indicó el chico de cabellos acaramelados cuando los otros dos recién llegaban al umbral.

- ¿No te conocemos bien? – el peliblanco sonriendo de oreja a oreja, era la única manera en que podía hacerlo.

- Sí.

Iba a decirles, sin embargo por puro deleite no lo hizo.

- Por cierto, Chanyeol, ¿qué haces con el cabello blanco?

El nombrado rió incómodamente rascándose la nuca para luego bajar sus brazos y hombros, dejando de reír de golpe.

- Baekhyun me ganó una apuesta – frunció los labios.

- El idiota pensó que lograría trepar un poste – explicó aguantando unas carcajadas.

- No logré trepar el poste.

- Eso y que cayó estampado al suelo.

Ah, Junmyeon había necesitado tanto un poco del humor estúpido de sus amigos. No los había visto en poco más de una semana. Solo vivir con la compañía de su secretaría llorona, sus colegas que parecían querer comérselo con la mirada y ChoRong llenándole la bandeja de mensajes con estupideces comenzaban a cansarlo. Además que se habían hecho extrañar muy bien sin siquiera llamarlo.

- Y señores, ese es el silencio de "los amo chicos, los he extrañado tanto que todas estas noches me la he pasado llorando con mi única mejor amiga; la almohada" - bromeó el que parecía cachorro.

- O puede ser el de "Son tan estúpidos que no se dan cuenta que les oculto algo" – pensó el de orejas prominentes.

- No, yo creo que nos quiere mu---

Su frase se quedó flotando en el aire hasta evaporarse, su gesto se había descompuesto rápidamente al abrir el refrigerador último modelo Meneghini. No, no se trataba de que el electrodoméstico fuese carísimo y hasta incluyera pantalla plasma, eso ya no lo impresionaba puesto que él mismo había estado en el momento que llegó el aparato, sino que su interior estaba repleto de comida.

- ¿Y esto? – preguntó frunciendo el ceño con cuatro manzanas cargadas en un solo brazo.

- ¿A qué te refieres? – se cruzó de brazos sonriendo irónicamente, era la única manera en que podía hacerlo.

El más alto se acercó dando grandes y silenciosas zancadas, abrió los ojos como platos al observar el panorama que causaba indignación a su amigo.

- ¿Y toda esa comida?

Ambos giraron sus cabezas en el momento exacto y de manera coordinada en dirección al castaño.

El timbre sonó.
Junmyeon se retiró de la habitación sin borrar la expresión de su rostro para abrir la puerta nuevamente.

Injurias conyugalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora