Especial chicas 3*

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[Narra Melanie]

Los chicos estaban eufóricos, teníamos marihuana y la noche para nosotros, bueno, hasta las 5 de la mañana. Jamia no se separaba de mí y me sentía mejor que nunca, mis sentimientos al fin son correspondidos y yo no podía estar más feliz.
Jam no paraba de besarme los labios y el cuello, y eso... He de admitir que me pone, me pone demasiado. Estábamos sentados en círculo, yo encima de Jamia, mientras me tomaba por las caderas y me daba besos, mientras los demás nos miraban mucho. Decidí que mejor me levantaba y Jamia soltó un quejido de desagrado.
Después de fumar un poco de hierba, decidimos inspeccionar la zona, la verdad me daba un poco de curiosidad este sitio. Nos dividimos en dos grupos, el primero éramos: Jamia, Gerard, Frank, Mikey, Bob, Hayley y yo. Y el otro: Ray, Ryan, Spencer, Lin-z, Halsey, Pete y Patrick.

El bosque no era muy grande, así que terminaríamos encontrándonos todos en algún punto.
Cuando empezamos a andar nadie hablaba, Gerard fumaba tranquilamente andando despacio, Frank miraba al suelo, y Mikey y Bob se lanzaban miradas nerviosas, mientras que Jamia Hayley y yo íbamos mirándolos uno por uno.
Llegamos a un claro, estaba bien para sentarse en el suelo y hablar tranquilamente, así que decidimos esperar a los demás ahí.

Estaba sentada abrazada a Jamia, y pensar que todo eso se lo debo a Gerard en parte... Miré hacia Gerard, parecía muy triste, iba por su quinto cigarrillo ya... Miré a Jamia que también lo miraba, y creo que pensamos lo mismo.

–vamos.– me dijo Jam agarrándome la mano y tirando de mí.

Llegamos a donde estaba sentado Gerard, estaba tan perdido en sus pensamientos, tan triste y tan concentrado en su cigarrillo que no vio que estábamos delante. Le tocamos el hombro y se sobresaltó.

–joder chicas, ¿queréis matarme?– dijo llevándose una mano al pecho.

–no, queremos que nos cuentes que coño te pasa.– dijo Jamia sentándose al lado de Gerard.

–sí, estás más pensativo que otros días– le dije sentándome en el regazo de Jamia.

–no me pasa nada– sonrió falsamente.

–Gee, desembucha, no nos lo tragamos– dijo Jamia pegándole en el brazo.

–¿por qué os importa tanto?– dijo frotándose el brazo.

–porque te consideramos nuestro amigo y queremos verte bien.– le dije sin más.

–es... Es una tontería.– le miramos con cara de "o-nos-lo-dices-o-te-matamos"– bueno vale... No me quito de la cabeza una conversación que tuve con Frank hoy.– se puso las manos en la cabeza.– el miércoles estuvimos a punto de... Besarnos, y cuando lo hablamos hoy dijo que en realidad no quería.– suspiró– aunque yo si quería, me lo guardé y sólo le dije que lo olvidaría, pero... No puedo.– me quedé helada con lo que estaba diciendo.– creo que me gusta...– Jamia pegó un grito que me dejó sorda.

–pero Gee! Tienes que decírselo, si Mel pudo decírmelo, tu puedes sincerarte con Frank– me dio un beso en la mejilla y me abrazó.

–si Gee, Jamia tiene razón, habla con él y sincerate, si estuvo a punto de besarte será por algo, digo yo.– él sonrió y asintió.

–es más, te retamos a decírselo, te podemos conseguir más cigarrillos– dijo Jamia sonriendo.

–eso suena bien... Muy tentador... Pero no soy capaz ni de mirarle a los ojos– Jamia hizo una mueca y le pegó una colleja.

–Gerard, es un reto, acepta si o si, esta noche se lo vas a decir y yo te conseguiré dos, no, TRES cajetillas de tabaco.– Gerard se lo pensó.

–bien, vale, pero que sean cuatro.– Jamia sonrió y asintió.

–trato hecho. Pero... Dadme tiempo.– Jamia se lo pensó y asintió.

Nos fuimos satisfechas del consejo tan maravilloso que le dimos a Gerard, Jamia me llevaba del brazo, pero no al sitio de antes, me llevaba hacia el aula abandonada que no estaba muy alejada del claro.
Al entrar me estampó en la pared y comenzó a besarme desesperadamente.
Sus besos bajaron hasta mi cuello, lamiendo y succionando mientras yo gemía mirando al techo.

–mel... Quiero hacerlo contigo...– susurró en mi oído, me dio un escalofrío.

–Jam... Es... Pronto– aunque sí quería hacerlo con ella.

–pero Mel... Nos conocemos desde hace 3 años, yo creo que hemos esperado bastante.– reí y la besé de nuevo.

–bueno vale... Pero rápido, antes de que noten nuestra ausencia– me volvió a besar el cuello mientras acariciaba mi pelo tiernamente.

Me tenía acorralada en la pared, acariciando cada parte de mi cuerpo con sus manos. Era simplemente perfecto y excitante. Me cogió en brazos y me llevó a las mesas que habían al fondo, me tumbó en una de ellas y comenzó a meter su mano por debajo de mi camiseta, tocando mi vientre y subiendo a mis pechos, acariciándolos por encima del sujetador.
Yo acariciaba sus caderas y metiendo mis manos debajo de su sudadera de Black Flag.
La ropa empezó a estorbar, así que me quitó mi camiseta y yo a ella la sudadera, quedándonos en sujetador, ella me besaba el cuello y yo gemía, noté que el broche de mi sujetador se abrió y me lo quité tirándolo al suelo junto a las demás prendas. Hice lo mismo con el suyo, acariciando sus brazos suavemente mientras lo hacía.

Poco después, quedamos completamente desnudas, expuestas a la mirada de la otra. Aunque Jamia no tenía el mejor físico del mundo, para mí era simplemente perfecta.

Comenzó a acariciarme, lentamente, haciéndome gemir y suspirar su nombre. Llevó sus dedos a mi boca, con la intención de que los lamiera, y eso hice. Cuando terminé, volvió a llevar su mano a mi entrepierna, metiendo sus dedos lentamente en mí.
Al principio era un poco desagradable, pero al acostumbrarme, comencé a disfrutarlo, a gemir y a retorcerme de placer debajo de su cuerpo desnudo. No era justo que hiciera todo el trabajo, así que llevé mis propios dedos a mi boca y los lamí, dirigí mi mano a su entrepierna e hice lo que ella hizo, ella comenzó a gemir, mientras me seguía masturbando con su mano.

Las caricias y los besos aumentaron, mis gemidos morían en su boca y viceversa, estaba muriendo de placer en sus brazos, mi corazón parecía que iba a romperme el pecho, tenia una mano en su pelo y otra en su entrepierna, y en el momento del clímax, le agarré con fuerza del pelo, tirando de él con fuerza y ahogando un gemido mordiéndole los labios, cosa que le gustó porque pocos segundos después, terminó.

Nos miramos a los ojos con nuestras respiraciones agitadas y sonriéndonos tiernamente.

–Mel... Te quiero.– me dijo acariciando mi mejilla.

–yo también a ti Jam– le di un corto beso en los labios.

Después de vestirnos e intentar estar lo mas presentables posibles, salimos a buscar a los chicos. Los encontramos en el mismo claro donde los dejamos.

Fuimos a donde se encontraba Gerard, con la mirada perdida y fumando como un carretero.

–hola Gee– le dije pasándole el brazo por el hombro. Él solo levantó la mano en forma de saludo todavía con la mirada perdida.

–¿qué te pasa osito?– le dijo Jamia con un puchero en los labios.

–que me debes 4 cajetillas de tabaco.– nos quedamos flipando.

–¿se lo has dicho?– él asintió con la mirada baja.– joder, por tu cara deduzco que no hay buenas noticias– le di un codazo a Jamia por decir aquello.

–no.– dijo cortante. Le abrazamos para apoyarlo, pero nos separó de el.– chicas, siento ser borde, pero quiero estar solo.– asentimos y le dimos unos golpecitos en el hombro antes de irnos.

Cuando los demás nos encontraron nos sentamos para hablar y fumar. Gerard estaba callado y muy ido, a pesar de que Ryan le intentaba animar.
Frank no andaba muy diferente, parecía que los dos estuvieran de excursión en la luna.
Me gustaría saber que coño pasó durante nuestra ausencia, aunque no me arrepiento de nada.

Mama we all go to hell.(Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora