Confianza.

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[Narra Gerard]

Estaba caminando con Patrick hacia el comedor, el pobre tenía resaca, se veía fatal, tenía ojeras y el pelo húmedo y revuelto. Entramos al comedor y nos encaminamos a la mesa del grupo, en ella estaban: Ryan, Brendon, Ray, Spencer, Bob y Mikey. Ryan y Brendon se daban la mano discretamente por debajo de la mesa mientras intercambiaban miradas. Lo mismo ocurría con mi hermano y Bob. 

Espera ¿qué? miré otra vez y hacían lo mismo que Brendon y Ryan. Nos acercamos y saludamos.

-hola.- dijimos Patrick y yo desganados. Las respuestas eran un gesto de saludo con la mano por parte de todos.

-Mikey... ¿qué haces con Bob? le dije mirando por debajo de la mesa, éste se tensó y le soltó la mano a Bob.

-na nada.- le miré y se ruborizó. Me reí por el comportamiento de niño chico que tenía.

-tranquilo, haré como que no ví nada.- les dije a los dos. Lo cual hizo que bob sonriera y Mikey se ruborizara aún más.

Poco después llegaron Pete y Frank. Miré a Frank y él me miró a mí, me sonrió y yo a él. Cuando se sentó, se puso a comer su desayuno ignorándome. 

No me miró en todo el desayuno, ni siquiera se despidió de mí, algo anda mal.

Los lunes son una mierda, no hay ganas de nada, y mucho menos de ir a clase. Andaba con Pete por los pasillos, dirigiéndonos a clase sin ganas de hablar de nada. 

La primera clase pasó lenta, igual que la segunda y en la tercera Pete se quedó dormido usando su mochila como almohada, mientras yo luchaba por mantenerme despierto.

En el recreo estaban todos hablando de la buena pareja que hacían Ryan y Brendon, aunque me perdí la mitad de la conversación porque me quedé dormido encima de mi mochila.  

Desperté cuando noté unas caricias en mi cabeza, abrí los ojos y me encontré a Frank acariciándome el pelo mientras me miraba. Me puse colorado y me enderecé, mientras él me miraba con una sonrisa.

-buenos días princesa.- me dijo Frank riendo.

-que gracioso.- le dije sonriendo.- ¿cuánto he dormido?- pregunté adormilado.

-10 minutos más o menos.- me dijo Frank en mi oído, provocándome un escalofrío. 

-a va-vale.- le dije sonriendo con nerviosismo.

-¿te apetece ponerte enfermo y saltarnos las demás clases?- me preguntó.

-claro.- le respondí- uff... ¿nadie tiene una pastilla? me duele la cabeza horrores.- dije tocándome la frente.

-sip, estás caliente...- me dijo Frank tocándome la frente.- hablaremos con un profesor antes de que te pongas peor, vamos.- me cogió la mano y me llevó hacia una de esas monjas que vigilaban el recreo.- disculpe, mi amigo está fatal, no creo que esté en condiciones de ir a clases, ¿cree que podría llevarlo a su habitación y cuide de él?- es increíble la facilidad de Frank para mentir.

-¿qué te ocurre hijo?- me dijo la mujer con voz dulce.

-me duele la cabeza, la barriga y creo que en cualquier momento podría vomitar.- le dije agarrándome la barriga y poniendo cara de asco.

-oh cielos, está bien, vete a tu cuarto a descansar. ¿Le acompaña éste muchacho?- dijo la mujer señalando a Frank, yo asentí.- bien, si te recuperas o ves que te sientes mejor, ve a clase.- me dijo acariciándome la cabeza, para luego darse la vuelta y regañar a unos chicos que intentaban escalar un árbol.

Mama we all go to hell.(Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora