Hopeless.

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[Narra Frank] miércoles

Estábamos escondidos esperando a que apaguen las luces y yo moría por hablar con Gerard.
Me porté fatal con él por un estúpido malentendido con Pete y Patrick, hablándole mal e insultándole, pero me jodía, me jodía muchísimo la idea de que saliera con Patrick. Quizás eran celos, quizás sí me gustaba un poco. Es culpa de sus ojos, verdes esmeralda, capaces de derretir el hielo de mi pecho o sus dibujos y sus frases, el cuaderno en sí me enamoró.

En los túneles iba detrás de él andando lentamente para dejar un espacio entre nosotros, no sé como hablarle, probablemente me odia por comportarme así. Al encontrarnos con las chicas, decidimos salir al bosque a fumar un poco. Dios, moría por fumar, así me puedo acercar y hablarle, pero ésta vez, no seré tan idiota.

Y ahí estaba él, apartado de todos, con su cigarrillo en la mano y la mirada perdida por el paisaje, me pregunto qué pasará por su cabeza.

–hola...– le saludé de forma tímida.

–hola.– me respondió cortante.

–¿puedo sentarme?– le pregunté casi susurrando. Él se encogió de hombros y me senté a su lado.

–¿quieres algo?– me preguntó mirándome, me di cuenta de que lo miraba fijamente casi siempre.

–y-yo... Eh... Ah... ¿Cigarrillo?– ¿enserio Frank, ENSERIO?

–Toma.– me extendió la cajetilla con el mechero.

–gracias... Oye... Yo... Lo siento.– no se me da bien disculparme.

–está bien.– se encogió de hombros y le dio una calada a su cigarrillo.

–no, no está bien, siento haberte hablado así.– insistí.

–Frank, no te preocupes, ya está... Ya estoy acostumbrado– lo último lo dijo con la intención de no ser oído.

–¿acostumbrado?– él me miró, sorprendido porque lo escuché.

–nada.– volvió a desviar la mirada dio otra calada.

–¿amigos otra vez?– le Sonreí nervioso.

–si.– dijo sin mirarme.

Lin-z apareció y se sentó en el regazo de Gerard, éste la miró extrañado y yo quería arrancarle las coletas a Lin-z. No son celos, no son celos, no te gustan los hombres, no te gusta Gerard... Pensé.

–hola Gee– dijo acariciando su mejilla.

–hola Lin-z. – le respondió igual de cortante que a mí. JA.

–Gee, me gustó mucho tu beso de ayer, ¿podrías... Repetirlo?– abrí mis ojos y antes de que Lin-z tocara los labios de Gerard carraspeé.

–EjEm EjEmM.– Lin-z me miró con mala cara.

–enano, ¿por qué no te vas a buscar a Jamia? Seguro que ella querrá darte el amor que te falta cielo.– dijo con una sonrisa cínica y las manos en las mejillas de Gee.

–¿cómo? Como cuando medio instituto te "dió amor" a ti?– ella abrió la boca pintada con pintalabios rojo perversión.– anda Lin-z, "cielo" ve a molestar a otra persona– le Sonreí triunfante y ella se fue enfadada.

–¿por qué la has echado?– Gerard me miró, pero yo sabia que no estaba enfadado, estaba agradecido, esa tía está loca y se alegra de que la haya echado.

–de nada.– le di una última calada a mi cigarrillo y lo tiré.

–no te he agradecido nada.– dijo enfadado.

–Gerard, esa chica está como una puta cabra, me lo agradecerás, créeme.– me miró a los ojos y me volví a perder en ellos. Estuvimos así por un largo rato.

–chicos! Estamos contando cosas interesantes sobre éste sitio. Venid, hay historias súper creepys.– nos llamó Mikey.

–vamos.– me levanté y le tendí la mano para que la cogiera. Cuando la extendió, la manga se le subió y se la bajó inmediatamente como si le fuera a morder el brazo o algo. Estaba notablemente nervioso y no sabia por qué.–¿estás bien?– asintió sonriendo nerviosamente y fuimos con los demás.

Gerard estaba demasiado raro, mirando a Mikey con nerviosismo, mordiéndose las uñas y en ocasiones la comisura de los labios. Algo le pasaba, y yo lo iba a averiguar.

Mama we all go to hell.(Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora