Mama we all go to hell.(Editando)

No, my dear.

[Narra Gerard]

Hoy era sábado. Nos hicieron levantarnos temprano para las llamadas mensuales a los familiares.
La verdad, tenía ganas de escuchar la voz de mi madre, tenía ganas de que me contaran qué tal va todo en casa y quería saber qué haríamos en vacaciones.

Mikey y yo corríamos por los pasillos para dirigirnos a la sala. Teníamos móviles, sí, pero nadie sabía nada sobre que teníamos en poder los aparatos, y menos mis padres. Si se enterara alguien podría caernos una buena.
Así que éramos cautelosos con los teléfonos, y siempre los cargábamos en clase de informática.

Al llegar, vimos que la mayoría de los teléfonos (que por cierto eran más viejos que el edificio) estaban ocupados.
Tuvimos que coger uno que había en la pared. Marcamos el número de casa y esperamos.

-¿diga?- la voz de mi madre se escuchó en alto aunque no estuviera puesto el manos libres.

-hola mamá- el primero en hablar era Mikey. Al ponerse el aparato en la oreja, el sonido era amortiguado por ésta, así que no pude oír nada más.- sí, estamos bien. ¿Y vosotros?- silencio.- me alegro... Gerard también está aquí. ¿Queréis hablar con él?- preguntó.- vale.- me tendió el aparato.

-hola mamá.- saludé.

-Gerard!- la voz de mi madre se escuchaba extraña... Como si arrastrase las palabras. Puede que haya bebido...- no sabes lo bien que estamos.- me dijo antes de soltar una carcajada.

-me alegro. Oye... ¿Qué haremos en navidades?- pregunté emocionado.

-un crucero romántico por Europa, por supuesto.- dijo con emoción.

-¿romántico?- pregunté confundido.- pero eso será para ti y para papá... ¿Y nosotros?

-oh... No querido, se me olvidó decirte que no saldrás de ahí...

-¿¡qué!?- me sobresalté.

-sabes que te queremos y queremos que estés bien... No sé si te acordarás de Ashley, la vecina... Nos aconsejó dejaros allí hasta los 21. Pero tranquilo, que os llamaremos. Sin embargo, como prácticamente vivís ahí, tu padre y yo hemos decidido mudarnos a Nueva York. Nada personal... Os queremos, pero estaréis mejor allí, recibiendo una buena educación.- no podía creerme lo que me decía.

-n-nos dejarás tirados...

-no querido, os llamaremos...

-nos abandonas...- afirmé. La voz se me quebraba por momentos, y Mikey me miraba sin entender.

-no querido. Nos mudamos por negocios...