Capitulo 35

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Al amanecer, ya estaba despierta. Una taza de café en mi balcón viendo como el sol salía y Noah durmiendo en mi cama, era un poco de calma para mí. Mi mente solo servía para pensar en mi hermana menor, en lo que probablemente estaría sufriendo, en que todo esto le había pasado por culpa mía. De suerte y había logrado dormir 3 horas, de resto, mi cuerpo no pudo más. Los nervios y el miedo pudieron conmigo, lo que mi familia estaba viviendo no era fácil.

— Mi amor, son las 5am. Ven a dormir conmigo un rato más. – Noah me daba besos en el cuello y tenía sus manos en mi abdomen.

— ¿Por qué me agarras como si estuviera embarazada?

— No me quejaría si lo estuvieras. ¿Tal vez una mini Charlie rubia y con ojitos azules?

Inmediatamente me tense y él comenzó a reír como si no hubiera un mañana. Noah quería un hijo y tal vez yo también, pero él y yo no estábamos casados, nuestras peleas siempre eran frecuentes y no quería terminar embarazada y sola llorando por un hombre. Su ilusión por ser padre siempre ha sido muy grande, creo yo que por eso es tanta su molestia hacia Mónica.

Aleje el tema de mi mente y me concentré en qué haría con mi hermana. A la hora del desayuno, todos dejaron parte de la comida, nadie hablaba, todos tenían ojeras grandísimas y hacían todo sin ganas. Mi padre había logrado sacar todo el dinero del banco y la policía ya tenía un plan para atraparlo, yo esperaba y funcionara. Si no, hoy sinceramente sería mi último día en California. Una vez que Nicolás me tuviera, la única manera de que me dejara tranquila era matándome.

— Te entregaremos un arma, por si es necesario usarla, ponla en la cinturilla del pantalón. Una de las mujeres te colocará un micrófono en el pecho, para así poder grabar lo que diga Nicolás. A lo que digas la palabra "California" entramos.

Todos se quedarían en casa, desde aquí podrían escuchar todo. Aún todos temblaban del miedo, y tal vez yo era una de esas, pero tenía que afrontar esto e ir por mi hermana. Ella no merecía pasar por esto.

Maneje hasta donde se encontraban los almacenes, en el radar habían varios policías encubiertos, y algunos detrás de mí. Mis nervios me ganaban, sentía que Nicolás me haría daño.

Llegue al almacén y con manos temblorosas, abrí la gran puerta pesada. Todo lo que había eran cajas de madera grandísimas, algunas sillas rotas y bastantes botellas rotas. El medio recorrió toda mi columna. Camine entre las cajas y no veía a nadie. ¿Será que me había equivocado?

— ¡Zoey! ¿Estás aquí? – Grite fuerte.

— Con que si viniste, mi tan bella Charlie. – Nicolás salió detrás de unas cajas con un arma.

— ¿Dónde está mi hermana?

— Por ahí. ¿Trajiste el dinero? ¿Hiciste maletas para irnos?

— Si Nicolás, traje todo. Dime dónde está mi hermana y nos iremos a Boston.

Nicolás camino hasta el final del almacén, abrió una pequeña oficina y ahí estaba mi hermana menor amarrada a una silla. Con una venda sucia en la boca y sus ojos hinchados de tanto llorar. Al verme, comenzó a llorar pero de alegría. Corrí a ella y logre soltarle todo, hundiéndonos en un gran abrazo, mientras que ella lloraba y me daba las gracias por venir por ella.

— Deja ir a la mocosa, dame la bolsa con el dinero y nos vamos. – A ambas nos tenía apuntadas con el arma.

— Ella se irá en el auto en el que yo me vine, allí está el dinero.

Caminamos ambas abrazadas y con Nicolás atrás apuntándonos. No quería hacer ni decir nada, fácilmente podía pegarnos un tiro por atrás y todo terminaba peor.

¡Imperfectamente perfectos! FINALIZADA!! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora