Epílogo

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He decidido hacerlo para complacerlas y porque me lo pidieron.... Disfruten
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Los años pasaban cada vez más rápido y mi vida me sorprendía cada día. Tenía 10 años casada con el amor de mi vida, mi primera hija «adoptada» pero mi hija, se casaba en pocos días... Evan ya tenia 10 años y se portaba tal vez un poco mal, y mi pequeña Maiah tenía 5 años, se había convertido en La Luz de los ojos de su papá y eso había causado bastante celos en sus hermanos mayores. La familia Hawkins Hilton estaba creciendo.

Jackson y Lily tuvieron gemelos, a los cuales llamaron Andrew y Noah, en honor a mi esposo porque fue el quien había estado en los 9 meses de embarazo con Lily cuando Jackson tenía que hacer algún viaje, el la consentía cuando ella venía a dormir en mi casa porque el la quería como a su hermana también, y fue el quien la llevo de emergencia cuando los gemelitos estaban locos por nacer. Y Jackson estaba fuera del país. Algo que enfureció tal vez un poco a mi cuñada.

Mis hermanos Michael y Matthew luego de casarse le dieron la gran sorpresa a la familia de que serían papás y pues, ya en una sola casa no cabíamos de lo grande que era la familia ahora. A mis papás nada los llenaba más de orgullo.

Aunque lo más difícil de todos estos años fue, cuando a Noah y a mis hermanos les tocaba aceptar que a Abby y Zoey se casarían... Ambas terminaron su universidad y conocieron a los amores de sus vidas, todo iba bien hasta que pronunciaron el matrimonio... Para los cavernícolas no fue nada fácil y mucho menos a mi papá entregar a su otra hija en el altar, el sabía bien que había educado y criado muy bien a sus 5 hijos. Y ahora era felizmente abuelo de 8 niños. ¡No podía pedir más! En navidades los árboles de cada casa explotaban de los regalos, todo era risas, y cada año nos turnábamos para preparar todo de Navidad, día de Gracias, o algún cumpleaños para festejar. Éramos una familia totalmente muy unida.

Yo... Pues más no podía pedir. Además de mi gran esposo y mis hijos, todo en mi vida iba bien y justo como quería. Mi propia empresa cada vez daba más frutos y el orgullo que sentía mi esposo y mi papá por mi era único, en el mundo del modelaje pues también me lucia, complacía a mamá cuando quería que yo estuviera en sus campañas, aunque últimamente prefería más a mi hija, pero lo entendía, mi pequeña estaba en la flor de la juventud y con los años lucía mejor.

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Y la boda había llegado. Desde la noche anterior, Noah no había dormido nada con solo pensar que hoy entregaría a su hija en el altar. Había pasado toda la madrugada dando vueltas en la cama o caminando por la habitación, sus nervios no lo dejaban vivir en paz.

Desde temprano había estado junto a mi familia arreglando y coordinando los últimos detalles de todo, a la final, la boda sería en Malibu porque así lo quiso mi hija y teníamos que respetar sus gustos, todos ya estaban arreglándose mientras que mi esposo estaba encerrado en el despacho. Aún no asimilaba que Jessie se casaba hoy.

— Mi amor... Tenemos que salir a Malibu. ¿Cuando te piensas vestir?

— ¿Es en serio? ¿Hoy entrego a Jessie en el altar? ¿Como será cuando tenga que entregar a Maiah? ¡No puedo entregarle a un hombre a mi hija!

Estaba frustrado, realmente frustrado. Se destacaba en su vida como padre y nadie podía negarlo, pero en el tema de hombres era el más delicado, no dejaba que cualquiera se le acercara a Jessie y más de una vez peleamos por eso, pocas veces ella podía salir con un muchacho y cada vez que lo invitaba a casa, el pobre no comía ni respiraba por la mirada que le tenía mi esposo.

— Es algo que te toca afrontar... – Me senté en sus piernas y lo bese – Eres padre ahora y parte de todo esto, es entregar a tus hijos a alguien que sabrás que lo harán tan felices como nosotros lo hicimos. Jessie solo se está despegando del nido, pero siempre serás su papá... Y tal vez pronto seas abuelo.

¡Imperfectamente perfectos! FINALIZADA!! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora