Capítulo 49: Memorias I

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Desde lo más alto de una verde colina, se puede ver todo el reino de Sankia por un lado y el de Katrios por el otro, ahí se encuentra un padre cargando a su hijo sobre sus hombros, le enseña todas las tierras que se alzan a la vista.

- Mira Klein, este es nuestro hogar, una vez fue uno solo pero ahora está dividido. – Le dice el padre un tanto triste.

- ¿Por qué paso eso? – Este niño tendría al menos 11 años.

- Hay veces que los gobernantes cometen errores, no se dan cuenta de que estos afectan a más de una persona. Sueño con el día que estos reinos vuelvan a estar unidos, sueño con ver un lugar donde los niños como tu vivan alejados de la guerra.

- Voy a ser un gran soldado con tu papa, hasta llegare a superarte... Nadie tendrá que pasar por una guerra mientras yo esté aquí papa. – Le dice Klein mostrando confianza en sus palabras.

- Jajaja hay cosas que no entiendes aun, pero si eso es lo que quieres esperare ver con ansias el hombre en que te convertirás. – Le dijo su padre sonriendo con orgullo.

El tiempo paso para esa colina, su cubierta de hierba y bosques cambio con cada temporada una y otra vez. En la copa de uno de esos tantos árboles se encuentra un Klein de 18 años durmiendo, trae puesta una armadura ligera y descansa bajo ese árbol con la lluvia rodeándolo.

- Despierta Klein, ya es tu turno de patrullar. – Le susurra un joven que trae una armadura similar a la suya, de este resalta un cabello pelirrojo bajo su casco.

- Lo se... Lo sé, espero que llegues a dormir bajo esta maldita lluvia Damián. – Klein se lanza del árbol y empieza a estirarse para quitarse el sueño.

- Espero que sí, no quiero estar medio dormido durante la noche... Dicen que han avistado al ejército de Katrios rondando esta colina, tenemos que estar lo más alertas posibles. – Damián se apoya en el árbol y sienta a descansar entre los arbustos.

- Cuantas veces te dije que cubras esa llamativa melena, te van a meter un flechazo por culpa de eso. – Le dice Klein mientras camina hacia el bosque.

- Ya lo sé mamá, como jodes con eso. — Acomodándose el cabello dentro del casco. — Ahora ve a patrullar y déjame descansar. – Le responde molesto Damián.

Klein iba bajando por la cuesta de la colina con cuidado, intentaba no ser visto y subió a un árbol donde se escondió entre las ramas. Miraba atentamente el camino y los alrededores esperando algún movimiento extraño.

"Han pasado más de 2 años desde que llegue aquí y aún sigo vivo, si quiero limpiar el nombre de mi padre tengo que mostrarles mi valor" – Pensaba Klein recordando los hechos de esos 2 años atrás.

Se recordó al frente de una gran puerta donde unos oficiales hablaban, se miraban sorprendidos entre ellos y miraban a Klein con cierto desprecio.

- Así que eres el hijo de Tarma, bueno estamos en guerra y no podemos desperdiciar ningún soldado. Señor Fint guie al muchacho a su nuevo hogar... – Ordena el oficial a su compañero, este abre una puerta para que pase Klein.

- Con mucho gusto Señor. — Ya en los pasadizos. — No puedo creer que tengas la valentía de mostrar tu cara, con el pasado de tu familia no creo que dures mucho aquí... — Viendo que el muchacho no le respondía. — No quieres hablar, pues aquí tienes amigos que te harán hablar. – Mostrándole una cabaña en pésimo estado, lo hizo pasar y dentro estaban un montón de muchachos que rondaban su edad.

- ¡BUENOS DÍAS SEÑOR! – Todos se levantaron al mismo tiempo y saludaron con respeto.

- ¡BASURAS, LES TRAIGO OTRO MONTON DE CARNE PARA HACERLES COMPAÑÍA, DENDE LA BIENVENIDA AL HIJO DEL TRAIDOR TARMA! – Cerrando la puerta lo dejo ahí y todos comenzaron a comentar.

CAMINO: Hacia un cielo azul.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora