Capítulo 56: ¿Sirves para algo?

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La noche la pasaron sin ningún problema, gradualmente las chicas se sintieron seguras en esa pequeña morada y durmieron tranquilas olvidando en parte esas malas experiencias. Al llegar la mañana Klein trajo algunos peces para cocinar, entre las tres chicas dividieron sus tareas para prepararlos, solo Relinda se quedó a un lado observando. Tras verlas con mejor ánimo, el muchacho decidió seguir entrenándose mientras hacía guardia en los alrededores.

- Silvia hierve agua mientras quito las escamas y entrañas a los peces. – Ordenaba Melisa, se notaba que ella tenía experiencia en dirigir una cocina. Relinda se acercó a disimuladamente a Silvia para observarla.

- ¿Qué quieres? Si no tienes nada que hacer, porque no ayudas a pelar las papas siquiera... – Dijo cortantemente Silvia asustando a la noble.

- Pero esa niña está desocupada paseando por ahí... – Refiriéndose a Carla quien caminaba por los alrededores mirando el suelo.

- Carla está buscando hierbas o vegetales que puedan comerse... O será que ni siquiera sabes cómo pelar una papa, bueno me lo tengo merecido por pedirle algo así a una noble inútil... – Silvia le contesto de forma sarcástica enojando a Relinda.

- ¿Así?... Dame esas papas y vas a ver lo bien que las pelo. Total no puede ser nada difícil para alguien superior como yo, si simple plebe como ustedes lo hacen me ira mejor a mi... – Relinda encontró aquellas papas en lo que era el almacén de Klein y se las llevo aceptando el reto.

Tomando un cuchillo de una forma incorrecta empezó a tratar de pelar la primera papa, pero cada vez que lo intentaba casi se cortaba los dedos, esto causo risas entre las tres chicas que la miraban interesadas, e hicieron sentir nerviosas a Relinda quien lo intentaba con más esfuerzo. De pronto se le ocurrió una idea para hacer más fácil su labor. Cayendo la tarde ya era la hora del almuerzo, llegada a esa hora Klein apareció cansado después de haber entrenado. Viendo a las tres chicas se sentó cerca a la fogata, donde Carla le pregunto inocentemente sobre lo que hacía con arma dorada que carga.

- Vaya día más difícil, pero ahora he llegado más lejos que otras semanas. — Viendo su arma desmaterializarse de su brazo. — Ha pasado tanto tiempo y aun no controlo bien esta cosa, en ciertos momentos lo siento como una parte de mí... Pero como algo que ni yo mismo puedo controlar. – Silvia le tajo su comida en un plato y Klein pinchó con el tenedor y que sorprendido con lo que vio.

- ¿Pero qué...? — Sujetando una papa cuadrada — ¿Por qué es cuadrada la papa? – Klein estaba sorprendido e hizo que Relinda tuviera un espasmo por su comentario.

- Sabia que darías cuenta, — Riendo a carcajadas — Las papas las pelo ella.... Jajaja Nunca he visto a alguien sufrir tanto por pelar una... Jajaja. – Se reía Silvia de forma burlona.

- ¡Cállate! E-Es más eficiente pelarlas si son cuadradas... – Avergonzada por los comentarios volteo ofendida su mirada.

- Oigan si no sabía cómo hacerlo debieron enseñarle, aunque debo admitir que es algo cómico, nunca he visto a una mujer que no supiera siquiera pelar una papa. – Klein seguía observando el alimento interesado.

- ¡SI NO TE GUSTAN, NO TE LAS COMAS! – Mordiendo lo que cocino empezó a atorarse, Melisa se acercó a ayudarla y difícilmente paso lo que tenía en la garganta.

- ¿Qué te paso? Debes comer más despacio... – Decía Melisa viéndola recuperarse.

- Me-Me atore con una de las puntas... – Un silencio paso por el ambiente y luego todos intentaban contener sus risas.

CAMINO: Hacia un cielo azul.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora