Capítulo XXXV

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Yo no quería lastimarte, yo te quiero...

La luz del sol trataba de filtrase por las cortinas de la ventana, pero era la débil luz de la primera hora de la mañana. Volví a cerrar los ojos y hundí mi cabeza en la blanca y suave almohada. Abrigue aún más mi cuerpo con el grueso y azul oscuro edredón.

Escucho unos leves murmuros en la cocina, así que decidí levantarme. Comencé a caminar de puntillas hasta la puerta del cuarto y asome la cabeza. Ahí se encontraba Hanna conversando con Chandler. Apreté mis labios y contuve una enorme sonrisa, aunque mis mejías rosas me delataban.

Me metí al baño y tomé un baño rápido. Me arreglé y salí corriendo a la cocina.

-Buenos días -digo animada y atraigo la atención de Hanna y Chandler.

Ellos asienten y sonríen. Chandler se levanta y me abraza. Ay, sus abrazos.  Sonrío aliviada al tenerlo acá, conmigo. Me toma de la mano y se sienta a mi lado.

-Tu desayuno -dice y se levanta rápido del sofá.

Pongo mis ojos en blanco y suelto una risita junto a Hanna.

-¿Cómo te sientes? -dice Hanna.
-Pues, un poco mejor -digo tratando de sonreír.

La verdad es que me siento mal, pero no gano nada con demostrarle a los demás como me siento, al contrario, los preocupo. No tiene caso vivir en el mundo llorando, eso no resolverá nada. Llorar y estar triste no resuelve las cosas, ya lo he intentado.

Miro mi teléfono y tengo unos cuantos mensajes nuevos. Deslizo mi pulgar y entro a la mensajería. Son mensajes de Jason, se lee:

1. ¿Podemos hablar? Debemos aclarar las cosas. Brianna no es nadie.

2. ¿_________? :(

3. Después sales hablando mierda. Espero no digas que no te quise aclarar las cosas.

4. ¡¿Por favor!? Maldita sea.

No quiero verlo, es un desgraciado cobarde. Un sucio y pretencioso. Tantas promesas, tantas ilusiones que despertó... ¿para qué? Para pisotearme así... no es justo. No lo es.

-Ven a desayunar, pequeña -grita Chandler.

Me levanto y camino hacía el comedor. Y veo tres platos ¡¿tanto?! Abro mis ojos asustada ante tanta comida puesta sobre la mesa.

-Todo es solo para ti -murmura Chandler.

Todo se ve delicioso, pero es mucho. En un plato hay bacon con huevos y tortilla. En otro hay tres pan tostados con mermelada encima. Y en otro cuatro waffles con miel de maple. Un jugo de naranja y medio vaso de leche.

Chandler jala la silla del comedor y me ordena que tome asiento. Hago caso a su orden sin dejar de ver los platos asustada.

-Quiero ver esta vajilla limpia -musita y se dibuja una sonrisa burlona en el rostro.
-¿Estas de broma hoy? -digo graciosa.
El sonríe y niega con la cabeza.

-
Ya llevamos tres días sin separarnos. Y ha sido perfecto.

-He robado tu sudadera -musito con una sonrisa.
-La había olvidado -responde extrañado-, no importa, quedatela.
-¿En serio?
-Si. -Toma mi mano y la besa.

"Mi Mejor Amigo Es Chandler Riggs"  (Chandler Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora